Ciudades más humanas, ciudades en bici

Por Martha Delgado Peralta
Secretaria del Medio Ambiente del GDF y Ciudadana

El uso de las bicis en las grandes urbes es definitivamente nuestro futuro. No solamente está cambiando el perfil de las ciudades más avanzadas del mundo (Paris, Barcelona, Copenhagen, Amsterdam, Nueva York, por nombrar solamente algunas), sino va a cambiar completamente nuestro “estilo de vida” así como el “mapa” de nuestras actividades diarias. Estamos plenamente convencidos que no debe solamente confinarse a una parte minoritaria y marginal de la población, como si fuera una especie de moda pasajera, sino debe volverse “el” medio de transporte por excelencia en los lugares en que la topografía lo permita.

Cuando vemos el impacto que el uso de la bici tiene en nuestra ciudad en los últimos años, estamos confiados que, nosotros habitantes de la Cd de México, nos vamos a ir convenciendo de las bondades de este medio de transporte. La movilidad en la Ciudad de México puede ser tan caótica o simple como lo elijamos. El uso del automóvil está sobrevaluado, ya que sus ventajas contra las del transporte público o la bicicleta resultan efímeras e imprácticas. Como ciudad de vanguardia, diariamente peatones, ciclistas y automovilistas convivimos en la vía pública, nuestro reto es hacer que esta se haga de manera equitativa y respetuosa.

En particular, en los últimos cinco años, el cada vez más intenso uso de la bici ha configurado un nuevo rostro a la ciudad; un rostro más humano en donde todas y todos ponemos nuestro grano de arena para hacer de esta gran urbe un mejor lugar para vivir.

Cambiar la mentalidad de una ciudad tan grande no es fácil, pero en un futuro no muy lejano, recordaremos estos años como los primeros pasos de un trayecto lleno de logros. Las personas que nos movemos en bici somos cada vez más gente consciente, responsable y comprometida con nosotros mismos, con nuestra ciudad y con el mundo. Somos gente práctica, dinámica y de vanguardia. Somos padres, hijos, vecinos y amigos que buscamos ahorrar tiempo en trasladarnos y para disfrutar nuestras calles de otra manera.

Para entender el papel que juega la bicicleta en el siglo XXI es necesario analizar el estilo de vida de cada ciudad. Desde la segunda mitad del siglo XIX la bicicleta ha sido “imparcial” o neutral, ya que cualquiera puede utilizarla sin importar la edad, género, condición física o nivel socioeconómico. Podemos decir que el medio de transporte más “democrático” que existe.

Pero entre ciclistas hay diferentes categorías dependiendo del uso que le den a la bicicleta y la frecuencia con que la utilizan. Una persona que usa la bicicleta por deporte, por diversión, por trabajo o modo de transporte tienen distintos estilos de vida. Cada uno de estos “grupos” comparte entre otras cosas intereses e información específica de cada tipo de ciclismo. Sin embargo tienen en común características como un fuerte deseo de hacer ejercicio al aire libre, el amor por la naturaleza, las tendencias de ayudar a conservar el medio ambiente, mejorar su salud y tener una mejor calidad de vida y por lo tanto, de ánimo.

Cabe recalcar que los beneficios que conlleva el uso cotidiano de la bicicleta son los mismos para todos, pero su efecto es principalmente proporcional a la frecuencia de uso. Conocer los beneficios a nivel individual y colectivo puede trasformar nuestra ciudad en un mejor lugar para vivir.

Ciudades vanguardistas y con un nivel de cultura vial ejemplar han aprendido que adaptar la ciudad a la bicicleta (y no al revés), produce una mejor calidad de vida en sus habitantes. De esta forma los ciudadanos comienzan a experimentar los beneficios de la bicicleta, que junto con las acciones ciclistas gubernamentales, ha cambiado la percepción de la bicicleta como un medio para únicamente hacer deporte o pasear, por el de un modo de transporte eficiente, rápido, cómodo, seguro, ecológico y económico. Pertenece también al gobierno de la ciudad volver más eficiente y racional el uso de la bici gracias a una planeación estratégica del sistema de interconexión (o intermodal) de los diferentes tipos de transportes privados como públicos, construyendo, por ejemplo la suficiente infraestructura para “estacionar” las bicis donde se pueda subir a otro tipo de transporte.

Así mismo, los ciclistas de estas ciudades no han modificado sus hábitos de vestir al pedalear, lo que se conoce alrededor del mundo como “cycle chic”. Este movimiento propone no cambiar los hábitos de vestir para andar en bicicleta incluyendo accesorios personales.

La Ciudad de México se ha unido a este movimiento mundial al construir hasta ahora la Ciclovía Reforma, lanzar el Sistema de Transporte Individual ECOBICI, ampliar el Programa Muévete en Bici, colocar biciestacionamientos públicos y crear una campaña de consciencia vial. Esto pasa en tu ciudad, en donde se promueven iniciativas que impulsan un cambio de cultura, valores y hábitos.