¿A quién beneficia el Segundo Piso del Periférico?
(publicado en el periódico Reforma el 27 de diciembre de 2004, en la sección Ciudad y Metrópoli)
De los proyectos viales que ha desarrollado el Gobierno del Distrito Federal, la construcción del Segundo Piso de Periférico es la que más cuestionamientos ha generado. Con una inversión superior a los 2 mil 200 millones de pesos, muchos habitantes de esta ciudad nos preguntamos ¿a quién beneficia esta megaobra del sexenio?
La iniciativa, que pretende dar fluidez a la circulación en el Anillo Periférico sólo en el sentido del Norte hacia el Sur, atendiendo parcialmente a los automovilistas del poniente de la ciudad, refleja un proyecto vial que pocos beneficios reales traerá a los ciudadanos y por el contrario contribuirá a incentivar el uso del automóvil, tal y como lo han demostrado experiencias en otros países.
Con los segundos pisos, se muestra un mayor interés por mover autos y no por implementar una reingeniería del transporte, con beneficios directos al grueso de la población, contra el 20 por ciento que cuenta con automóvil particular.
La defensa a ultranza de las autoridades encargadas de este tipo de proyectos viales, muestra una visión corta sobre los desafíos del transporte en una megalópolis como la nuestra. El Gobierno del Distrito Federal parece haber olvidado que las ciudades son para el disfrute de las personas y no para fomentar su motorización.
Lo cierto es que la infraestructura vial de la Ciudad y la que se construye actualmente, pareciera que nunca será suficiente para satisfacer la demanda de 3 millones y medio de automóviles que se calcula circulan por nuestras calles y avenidas, más los que se incrementen anualmente en un orden del 10 por ciento. Está comprobado que en la medida en que se construyen más vialidades, el número de vehículos en circulación aumenta, por el fenómeno del tráfico inducido. Además, jamás seremos capaces de aumentar la infraestructura vial en 10% al año, por lo que siempre existirán ríos de coches a vuelta de rueda en el periférico.
Está claro que los Proyectos de transporte urbano en el Distrito Federal no favorecen los modos de desplazamiento de menor tamaño y de uso público. Durante los cuatro años de esta administración la inversión se ha concentrado en fomentar el uso del automóvil particular, con un monto superior a los 5 mil 600 millones de pesos, presupuesto casi similar al de la compra de los nuevos vagones del metro (5 mil 500 millones), y muy superior a lo destinado para la construcción del Metrobús (250 millones) y la Ciclopista (100 millones).
Esta disparidad en los montos que se asignan a los proyectos de movilidad urbana refleja claramente una política pública que menosprecia el transporte público.
También resulta grave que al desarrollar vialidades para automóviles, la tendencia sea suprimir espacios públicos de peatones y de convivencia ciudadana. Actualmente el 80% del espacio urbano es ocupado por los automóviles, proporción que resulta totalmente inequitativa en relación al espacio en el que podemos “circular” los ciudadanos.
Pese a que en otros países los segundos pisos se están quitando, al comprobarse que la promoción del vehículo empeora la calidad de vida en las ciudades, en el Distrito Federal las autoridades encargadas del desarrollo urbano y la ecología las fomentan, cancelando la posibilidad de tener una ciudad más sustentable y más placentera.
Los riesgos de un crecimiento incontrolado del tráfico vehicular son latentes, con negativos impactos económicos, sociales y ambientales. Los segundos pisos se antojan más como generadores de problemas que como una solución a la congestión vial del Periférico.
Por ello se hace necesario un cambio que entrañe otra visión del transporte y de la movilidad urbana, más humano, menos violento y enemigo del medio ambiente, y más amigable para todos. Necesitamos una política integral en donde todos los objetivos estén encauzados a la misma dirección, una visón clara a largo plazo de Ciudad, la cual incentive el desarrollo de las formas colectivas de movilidad.
Se debe de evitar el incremento del parque vehicular y fortalecer el uso del transporte público. Los 3 millones 500 mil vehículos que consumen aproximadamente 18 millones de litros de gasolina y 5 millones 500 mil de diesel diariamente, traen consigo graves consecuencias al medio ambiente y a la salud de los habitantes del Distrito Federal.
¿A quién beneficia el segundo piso del Periférico? Sin duda, a la industria automotriz que vio crecer sus ventas en un 20 por ciento en los últimos años y quienes consideran que la mejor manera de desplazarse es a través de un automóvil particular. El error está en que el Gobierno local no ha cumplido con su papel de fomentar, darle continuidad y promoción a las formas alternativas de transporte, como es el caso del Metrobús, proyecto aún desconocido para amplios sectores de la comunidad.