Por Martha Delgado publicado en La Crónica de Hoy el 25 de abril de 2024
Reykiavik, Islandia. El impacto del cambio climático en el derretimiento de los glaciares es un fenómeno que está teniendo consecuencias significativas a nivel global. Desde la segunda mitad del siglo XX, se ha observado un aumento en la temperatura media del planeta, lo que ha provocado el derretimiento de los glaciares en las regiones polares y de montaña.
En lugares como Islandia, hogar del imponente glaciar Vatnajökull, este fenómeno es especialmente evidente. Vatnajökull es el glaciar más grande de Islandia y uno de los más grandes de Europa por volumen. Sin embargo, en las últimas décadas, ha experimentado una pérdida significativa de masa glaciar debido al aumento de las temperaturas globales. Este derretimiento ha dado lugar a la formación de nuevos lagos glaciares y ha alterado el paisaje de la región de manera dramática.
El retraimiento de Vatnajökull también está afectando al ecosistema local y a las comunidades que dependen de él. Este glaciar alimenta varios ríos y proporciona agua dulce a la región, por lo que su pérdida de masa glaciar tiene importantes implicaciones para la disponibilidad de agua y la agricultura en la zona. Además, el turismo en torno al glaciar, que ha sido una importante fuente de ingresos para las comunidades locales, está disminuyendo su atractivo a medida que el paisaje cambia.
El impacto del derretimiento de los glaciares no se limita a Islandia. Desde 1961 en el globo se han perdido más de 9 gigatoneladas de hielo, propiciando un aumento del nivel del mar de 27 milimetros. O lo que es lo mismo, cada año se derrite en todo el mundo tres veces el hielo que cubre los Alpes. En lugares como Groenlandia y la Antártida, las dos principales capas de hielo del mundo, también se observa una disminución considerable de masa glaciar. Desafortunadamente, esta pérdida ha sido aún más pronunciada en la última década, con la tasa de pérdida más alta entre 2010 y 2019. Se estima que esta tendencia continuará en los próximos años, incluso si se lograra estabilizar la temperatura global.
El fenómeno de retraimiento glaciar también se está presentando en otras regiones montañosas, desde los Alpes hasta los Andes y el Himalaya, las Montañas Rocosas, Alaska y África. Los glaciares de montaña están perdiendo masa a un ritmo cada vez mayor, lo que tiene importantes consecuencias para el suministro de agua, la agricultura y la biodiversidad en estas regiones.
El impacto no se limita solo a las regiones polares y de montaña. En México el corazón de hielo del volcán Iztaccíhuatl dejó de latir, el glaciar Ayoloco, cuya nieve cubría de blanco el centro a la mujer dormida, en 2018 fue declarado extinto por investigadores de la UNAM.
Antes del 2018 “La mujer dormida” poseía cinco zonas glaciares ubicadas en el pecho, estómago y tres en el suroriente. Tras la toma de fotografías satelitales, los científicos descubrieron que el hielo perenne de la zona central dejó de existir. El glaciar nombrado en náhuatl “El lugar del corazón del agua” se desvaneció. Actualmente el Iztaccíhuatl cuenta con tres cuerpos cuya superficie no excede a los 0.6 km2, incomparable con los 6.23 km2 registrados durante 1850.
Los efectos del derretimiento de los glaciares aún son inciertos. El agua liberada contribuye al aumento del nivel del mar. En nuestro país, donde se ha observado un aumento diferenciado en la tasa de incremento del nivel del mar en el Golfo de México y el Pacífico Mexicano, puede tener consecuencias devastadoras tanto para las comunidades costeras como en los ecosistemas costeros y marinos.
En este Día de la Tierra es preciso reiterar la urgencia reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mitigar los impactos del cambio climático, así como generar programas permanentes de adaptación. Solo a través de la cooperación global y el compromiso con la sostenibilidad podremos enfrentar con relativo éxito esta crisis multidimensional.