200 millones después

VALIJA DIPLOMÁTICA

24.12.2021/00:10

A las 10 de la mañana del 23 de diciembre de 2020 recibimos las primeras 3 mil dosis de vacunas contra la COVID-19 en México; fue una bocanada de aire fresco y de esperanza frente a una pandemia que no cedía terreno, y el primer paso que daba cuenta del largo camino por recorrer para poder inmunizar a la población mexicana. Hoy, casi 200 millones de vacunas después, vale la pena hacer algunas reflexiones sobre lo que ha significado el proceso de abastecimiento de los biológicos contra este terrible virus.

La salud pública debe pesar más que los intereses geopolíticos. Las vacunas han sido un componente de control y presión geopolítica durante los últimos dos años. Si bien no es de sorprender, sí es imperativo cambiar esta dinámica, o al menos moderarla. En este proceso, de nuevo, los organismos internacionales deben tener un papel más fuerte para asegurarnos de que no se haga un mal uso de las vacunas. Tal es el caso de las restricciones para el tránsito entre fronteras que marcan los países, según la vacuna que porte cada persona. Es fundamental que la OMS sea ágil en la evaluación de las vacunas y enérgica en sus recomendaciones. Además, es preciso encontrar mecanismos eficientes para que el biológico con el que alguien esté inmunizado no sea un factor de división ni acentúe diferencias entre ricos y pobres.

El multilateralismo es fundamental para enfrentar una pandemia. El papel de los organismos multilaterales como la OMS o la ONU ha sido fundamental para encontrar mecanismos para enfrentar la pandemia que aún vivimos. Sin embargo, no hemos visto una gobernanza global con el peso necesario para lograr alinear los intereses nacionales con las necesidades colectivas. Para encarar esta crisis sanitaria y las que siguen, es necesario contar con entes articuladores con el músculo necesario, a fin de lograr que el beneficio global prevalezca y tengamos un acceso equitativo a las vacunas.

Diversidad de opciones, diversidad de actores. Uno de los factores clave de éxito de la Cancillería para conseguir vacunas para los mexicanos fue la diversificación: es fundamental apostar a diversos proyectos en desarrollo, pero también involucrar a actores de distintos sectores en el proceso. La construcción de soluciones en los varios niveles de producción de una vacuna requiere de estrategias multiactor, donde se logren organizar desde el Estado los incentivos de forma adecuada. Tal vez el mejor ejemplo de esto fue la alianza construida con la Fundación Slim, la farmacéutica AstraZeneca y los laboratorios mAbxience de Argentina y Liomont México, que ha unido voluntades para alcanzar los índices de vacunación necesarios en la población.

Desde las primeras 3 mil dosis de vacunas que recibimos el 23 de diciembre de 2020 hasta los 200 millones de dosis que tendremos antes de que finalice el año, en la Secretaría de Relaciones Exteriores estamos profundamente agradecidos por la encomienda que se nos dio y los aprendizajes que tuvimos. La Diplomacia de México ha logrado en estas acciones su mayor hito en la historia moderna de nuestro país. Estuvo al servicio de la nación y ha sido fundamental para hacer frente a la crisis que, como sabemos, no ha finalizado. Debemos ser pacientes ante los contratiempos que se presenten en esta dura lucha contra la pandemia, pero con la certeza de que el trabajo realizado y las lecciones aprendidas harán que esa luz, que desde hace un año vimos al otro lado del túnel, se convierta eventualmente en una realidad.

Por Martha Delgado Peralta

*Subsecretaria para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de la SRE