La participación ciudadana necesita una redefinición que tenga un nuevo enfoque lo más vinculado posible con la democracia moderna, para ello es indispensable fortalecer las instituciones representativas en vez de crear mecanismos que las debiliten, en este sentido, la participación ciudadana debe ser un complemento de la democracia representativa y debe darse de manera espontánea, voluntaria y con un alto grado de civismo.
Desde campaña he tenido especial interés en promover la participación de los ciudadanos en el espacio público, pues los procesos de participación en la Ciudad de México han sido desafortunados, principalmente en lo que se refiere a la elección de Comités Ciudadanos, que debe ser concebida como el mecanismo de mayor dimensión de la participación directa de la ciudadanía del Distrito Federal, y por ello uno de los temas en que deben centrase las políticas de participación ciudadana.
Considero que actualmente, los Comités Vecinales son figuras poco conocidas entre la ciudadanía, figuras que no tienen facilidades, que sus decisiones no son vinculatorias, figuras en las que intervienen directamente intereses partidistas y figuras que raramente gestionan las demandas ciudadanas porque más del 70 por ciento de ellos, elegidos en 1999, no funcionan. Estas son tan solo algunas evidencias determinantes para entender que la participación por decreto no funciona en esta ciudad.
Y si hablamos de otras formas de participación como el referéndum, plebiscito, iniciativa popular, consulta ciudadana, llegaríamos a la misma conclusión, pues son figuras normadas por una muy deficiente Ley de Participación Ciudadana, figuras que en la mayoría de las veces carecen de procedimientos y propósitos claros que son utilizadas en la mayoría de las veces para transferir a los ciudadanos el costo político de decisiones trascendentales, en lugar de ser reconocidas y reforzadas como prácticas loables para el control ciudadano del gobierno.
Es por ello que considero que la intervención de la sociedad organizada se vuelve un elemento conveniente para instaurar estas formas de participación, ya que son precisamente las organizaciones de la sociedad civil quienes más conocen de causas específicas y que no se vinculan directamente con ningún partido político, de ahí mi compromiso de impulsar formas que actualicen y hagan efectiva su participación en las políticas públicas de la Ciudad y en la solución de problemas comunes.
Es un hecho que la existencia de clientelas políticas en la ciudad ha frenado el avance democrático y ha desincentivado a la gente a participar voluntariamente. Es importante que los mecanismos de participación ciudadana cumplan exclusivamente con una función complementaria para no socavar la representación de la autoridad elegida. Sin embargo, todas las formas de participación ciudadana deben ser concebidas como para aumentar la legitimidad de las políticas adoptadas y no para construir apoyos políticos específicos.
Por su propia naturaleza, el concepto de “participación ciudadana” debe concordar con el momento social, político, y cultural, con la naturaleza y el grado de desarrollo del sistema político y con la coyuntura histórica.
Las crisis de las instituciones se profundiza y si seguimos dando la espalda a los ciudadanos será ésta cada vez más grave y finalmente optarán por pensar en las formas de participación y organización más convenientes para ellos.