Al hablar del cambio climático es difícil no caer en lugares comunes; escuchamos discursos
Al hablar del cambio climático es difícil no caer en lugares comunes; escuchamos discursos y leemos artículos que nos repiten la gravedad del problema en el que estamos metidos como humanidad, pero observamos pocas acciones que realmente rompan la inercia y muevan la aguja hacia un lugar más alentador. Mientras escribo estas líneas concluye la 27 Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2022 (COP27), que trae a la mesa aspectos cruciales en esta discusión como la mitigación, la adaptación, el financiamiento y la colaboración entre los países. En este contexto, es importante entender lo que pone cada país sobre la mesa de discusión y qué pueden aportar. Nuestro país no es la excepción.
El reto es claro: la humanidad debe limitar el calentamiento global a 1.5 °C. Día con día vemos cómo la crisis climática se traduce en pérdida de biodiversidad, desertificación y contaminación. El origen de esta catástrofe es multifactorial, siendo una causa fundamental el modelo de consumo que hoy nos pone en riesgo como especie. El Gobierno de México entiende que debe atender esta crisis construyendo una relación más sana y sustentable con la naturaleza, a través de un modelo económico más humano e igualitario, en el que nadie se quede atrás.
El anuncio más importante que hizo México, por instrucciones del presidente Andrés Manuel López Obrador, durante la COP27 en voz del canciller Marcelo Ebrard, fue la ampliación de la meta no condicionada de nuestra Contribución Nacionalmente Determinada (NDC, por sus siglas en inglés), que aumenta de 22 a 35% la reducción de emisiones de efecto invernadero.
Muchos se preguntarán cómo es que México conseguirá cumplir con este compromiso en los próximos ocho años. La apuesta de nuestro país de disminuir nuestras emisiones se basa en cinco acciones de alta ambición: la primera es duplicar la generación de energías limpias para llegar a 105 GW y capturar el 98% de las emisiones de gas metano que se fugan de los pozos petroleros. En segundo lugar, se propone la expansión de dos millones de hectáreas de nuevas áreas naturales protegidas. En tercer lugar, se plantea la reforestación de 1.5 millones de hectáreas y, en cuarto lugar, la construcción de plantas de hidrógeno. Por último, el país prepara la implementación de una importante estrategia de eficiencia energética, electromovilidad y electrificación del transporte.
Esta decisión de México se da también como parte de una trascendental colaboración binacional con los Estados Unidos, con quien impulsaremos una de las transiciones energéticas regionales más relevantes del mundo. Para lograr los objetivos señalados existe un fuerte apoyo de nuestro vecino norteamericano, por lo que, de 2022 a 2040, se movilizaraì una inversión adicional de alrededor de 48 mil millones de dólares, que tendrá como objetivo duplicar la capacidad para generar energías limpias y reducir 52 millones de toneladas adicionales de CO2.
Además de este anuncio, es importante compartir que antes de la COP27 el presidente López Obrador presentó el Plan de Desarrollo para Sonora, cuyo propósito es crear un ecosistema sostenible para la generación de energía eléctrica con plantas solares e impulsar la industria de litio para el sector automotriz. Este plan también fue presentado con éxito en Egipto por el Gobierno del Estado de Sonora.
Adicionalmente, en la COP27 la Secretaría de Relaciones Exteriores impulsó otras iniciativas como el desarrollo de una Estrategia de Instrumentación para una Economía Oceánica Sostenible; el Grupo de Trabajo México-Estados Unidos para la Electrificación del Transporte; y, en concordancia con nuestra Política Exterior Feminista, el Plan Nacional de Género y Cambio Climático, el cual reafirma el liderazgo que México jugó en la COP25 para que se adoptara el Plan de Acción de Lima a nivel internacional.
Lo que México puso sobre la mesa en la COP27 debe ser considerado como una posición de avanzada, que reconoce la gravedad de la situación climática global al postular metas que rompen la inercia y que, por fin, mueven la aguja hacia la reducción de las emisiones, algo que el planeta pide a gritos.
Martha Delgado Peralta
@marthadelgado
*Subsecretaria para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de la SRE