Cada cuatro años hay una nueva tierra prometida, a la que cada jugador de futbol del mundo quiere llegar. Los dramáticos procesos clasificatorios de la FIFA no solo importan a los atletas, sino también a los aficionados, directivos y gobiernos de todo el planeta. La justa mundialista es probablemente el fenómeno social, político y económico de mayor impacto en el orbe, y las implicaciones de lo que viviremos en Qatar 2022 son inmensas.
Acontecimientos de esta magnitud tienen diversas lecturas más allá del deporte en sí mismo; sirven como punto de contacto entre países y culturas, abriendo espacios para compartir valores, que en otros contextos parecerían imposibles. Para los anfitriones, esta Copa Mundial de Futbol es una plataforma diplomática para construir y fortalecer relaciones, promover al país económicamente y exaltar determinados principios de la cultura árabe.
Mientras la selección mexicana lucha por su pase para el Mundial, la Cancillería mexicana, tanto en la capital como en nuestra embajada en Qatar, trabaja desde ahora una potente agenda que, por un lado, habilite mecanismos de comunicación veraz y oportuna para los aficionados mexicanos que visitarán Doha –la mayoría de ellos por primera vez– y, por otro, permita aprovechar la oportunidad para fortalecer nuestro espacio multilateral y divulgar nuestra propia cultura. Se construirá una red informativa y de apoyo para todos los connacionales que asistan a la justa, que operará en toda la zona del golfo Arábigo. Asimismo, diversas áreas trabajamos en el posicionamiento de nuestro país en uno de los eventos de mayor impacto internacional, a través de iniciativas de promoción económica, artística, turística y, por supuesto, diplomática.
El Mundial de Qatar tiene circunstancias particulares. Es el primero que se realiza después del inicio de la pandemia, por lo que su logística e impacto económico tienen particular relevancia. También, es la primera vez que efectúa un campeonato del mundo en Medio Oriente, en un país árabe y musulmán, que por cierto fue fundado apenas en 1971. Este Mundial será el último con 32 países, es la primera vez que Qatar participa y se llevará a cabo en una zona tan compacta que permitirá a los aficionados presenciar incluso dos partidos el mismo día, pues los ocho estadios mundialistas se encuentran ubicados máximo a una hora de distancia entre ellos.
Con una inversión de 200 mil millones de dólares en infraestructura, los qataríes entienden el valor estratégico de este evento para proyectar su nación al mundo y conseguir su posicionamiento internacional. Además de la promoción de Qatar, el impacto económico del Mundial para este país será enorme. Se estima que la contribución a la economía de este magno evento equivaldrá aproximadamente al 11% de su PIB. El Gobierno qatarí espera que esta Copa del Mundo sea motor para impulsar diversas iniciativas, en ámbitos como el desarrollo urbano o la diversificación económica, pero sobre todo para dejar un legado de prosperidad y un posicionamiento internacional como una nación moderna y abierta.
En este contexto, el Gobierno de México es consciente del poder suave que se puede desplegar en un evento internacional de esta naturaleza. Para el Mundial de Qatar, la Cancillería trabaja con una lógica similar a la que implementamos en la Expo 2020 Dubái, que ha sido aprovechada para promover el inmenso patrimonio cultural, gastronómico y ecológico que tenemos, a la vez que incentivamos oportunidades de comercio, inversión e innovación.
Las actividades que coordinará la Secretaría de Relaciones Exteriores, a través de la Embajada de México en Qatar, se enfocarán en promover nuestra cultura con los asistentes al Mundial. Se tendrá un pabellón donde se expondrán diversas expresiones culturales y atractivos turísticos, y se construye una agenda de intercambios diversos en los ámbitos educativo, científico, político y cultural aprovechando el evento deportivo, abriendo espacios de vinculación con Medio Oriente que deriven en la activación de proyectos que beneficien a los mexicanos.
El deporte en México ha sobrevivido por su afición y sus practicantes. Es importante retomarlo e impulsarlo por su valor social, por su aporte a la salud física y mental, por su capacidad para proyectar a nuestro país a nivel internacional, pero también por enarbolar nobles principios: la identidad, el trabajo en equipo, la perseverancia, la paz y la justicia. Como dijo Nelson Mandela: “El deporte tiene el poder para cambiar el mundo. Tiene el poder para inspirar y para unir a la gente como pocas cosas lo hacen. El deporte puede crear esperanza donde antes solo hubo desesperación”.
Por Martha Delgado Peralta* *Subsecretaria para Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de la SRE
