El cárcamo de Dolores es un espacio ubicado en el Bosque de Chapultepec donde originalmente confluían los ríos Lerma y Cutzalama, mismos que desde hace décadas proveen agua a la Ciudad de México. En este espacio, Diego Rivera pintó un bello mural que se podía ver a través del agua que fluye a la ciudad de México; una obra mágica desde sus inicios; una obra que alababa lo sagrado del agua y del trabajo del ser humano que hace posible su repartición en la ciudad. El mural estuvo sumergido en agua de 1952 a 1992, sin embargo en este último año, se decidió desviar las confluencias de los ríos, dado que el mural comenzaba a dañarse.
Hoy en día, como un símbolo de exaltación al agua, fuente de vida, en este mismo sitio y ya con el mural restaurado, se instaló una “Cámara Lambdoma”. Obra de Ariel Guzik, esta cámara genera sonidos armónicos al entrar en contacto con el flujo del agua. Así, al descubrir este sitio, uno se puede sorprender de la riqueza cultural del país, así como de su abundancia natural. Un sitio tranquilo, para reflexionar, y re-descubrir a México.