Agua Para El Distrito Federal: Retos Y Propuestas
Por Martha Delgado Peralta
La Ciudad de México enfrenta el enorme reto de proveer de agua a más de 12 millones de habitantes para los próximos 10 años. Aunque la tasa de crecimiento para el Distrito Federal se estima en menos de un uno por ciento anual, la principal problemática se vivirá en la colindancia con el Estado de México que se prevé tenga un crecimiento poblacional de 3.3 por ciento anual.
Dado que ambas zonas se abastecen de las mismas fuentes, en el futuro habrá que enfrentar una demanda de agua conjunta que aumentará a razón de 0.72 m3/s cada año o 7.2 m3/s adicionales para toda la década, situación que refleja un problema de dimensiones mayúsculas.
El reto no es fácil ya que la gestión del agua del Distrito Federal debe considerar el descontento social de las poblaciones que se asientan en los caudales de donde se extrae el agua que se envía a la ciudad, que demandan el recurso para el suministro de sus propios habitantes.
Tal es el caso del Estado de México, cuya población indígena asentada en las inmediaciones del Sistema Cutzamala reclama a la Comisión Nacional del Agua y al Distrito Federal inversiones para infraestructura hidráulica local y para proyectos de desarrollo regional sostenible que permitan la conservación de la cuenca, y del propio gobierno del Estado que amenaza con cancelar el envío de más agua para la ciudad.
Lo cierto es que resulta irracional que se siga planteando como solución viable para dotar de agua a todos los capitalinos, traer agua de otras Cuencas, bombearla para subirla más de dos mil metros, con el costo energético que esto representa, para finalmente perder el 37% del agua en fugas, no tratarla ni reusarla y regresarla sucia a otro estado vecino (Hidalgo).
Es así como la gestión del agua en el Distrito Federal nos plantea un problema que abarca aspectos de carácter urbano, ambiental, económico, social, cultural, fiscal e institucional. Así como la urgente necesidad de contar con una coordinación entre legisladores, autoridades y representantes de distintos sectores sociales, para diseñar una estrategia que permita una mejora significativa en el manejo del recurso hídrico de la Cuenca del Valle de México.
En marzo del 2004 la Asamblea Legislativa del Distrito Federal creó la Comisión Especial para la Gestión Integral del Agua, la cual tiene la misión de trabajar con una visión de mediano y largo plazo para alcanzar una gestión integral del agua, que permita garantizar el suministro al 100% de la población sin poner en riesgo el abasto para las futuras generaciones, así como para mejorar la calidad del recurso hídrico.
La Comisión Especial para la Gestión Integral del Agua tiene seis prioridades y líneas de acción a seguir en esta III Legislatura:
– El fortalecimiento institucional y administrativo del Sistema de Aguas, considerando los roles y participación de las demarcaciones territoriales, de la sociedad civil y de la empresa privada en la gestión integral del agua.
– El desarrollo de mecanismos para la autosuficiencia financiera del Sistema de Aguas del Distrito Federal, y la captación de recursos para el desarrollo y mantenimiento de la infraestructura hidráulica y la conservación del recurso agua en la Ciudad de México, incluyendo la reestructuración de las tarifas para el cobro equitativo del agua.
– La promoción de una gestión metropolitana del agua logrando la coordinación entre entidades federativas, órdenes de gobierno y poderes, para el desarrollo de una política hidráulica de consenso en la Zona Metropolitana del Valle de México.
– Ofrecer a las Comisiones competentes comentarios y observaciones a las propuestas con punto de acuerdo e iniciativas relacionadas con el manejo del agua que se presenten al Pleno de la Asamblea, y elaborar una memoria de los trabajos de la Comisión.
– La exploración de tecnologías y estrategias para la sustentabildad en el manejo del agua (recarga de mantos acuíferos, calidad del agua, reparación de fugas, ampliación de la red de abastecimiento, ahorro, reuso del agua, captación de agua de lluvia, tratamiento de aguas residuales, reformas jurídicas para incorporar estímulos para que los usuarios industriales y comerciales promuevan programas de ahorro, etc.), y
– El diseño de una estrategia de suministro sustentable del agua, en la que se desarrollen iniciativas orientadas a otorgar el servicio en calidad y cantidad a toda la población del Distrito Federal, conservando paralelamente las fuentes de abastecimiento y los sistemas naturales de recarga del acuífero.
El rostro del agua
En las últimas décadas la disponibilidad per cápita del recurso hídrico que provee la Cuenca del Valle de México decreció 46 por ciento. La demanda sigue aumentando mientras la disponibilidad del recurso hídrico en el acuífero se reduce ante los graves signos de sobre explotación, que se calculan en un 130 por ciento.
El caudal aportado al Distrito Federal, de fuentes ubicadas en el Estado de México representa 50% (117 metros cúbicos por segundo) de su abasto, que significa 565 millones de metros cúbicos anuales. De estos, 303, provienen de la cuenca del Río Balsas, 148 de la Cuenca del Lerma y 114 de la Cuenca norte del Valle de México.
Se estima que la cuenca del Pánuco y la del Valle de México, están sobre explotadas con más de 200 pozos perforados, situación que afecta a los municipios de Chiautla, Ecatepec, Melchor Ocampo, Jaltenco, Valle de Chalco, Coyotepec, Nezahualcóyotl y Chalco, entre otros.
Hoy en día quedan menos del 1% de los depósitos lacustres del Valle de México que se estima tuvieron una extensión original de mil 575 km2 y que eran alimentados con un volumen de agua de 400 Mm3/año con aportes del río Cuautitlán (originado en la Sierra de las Cruces); de las avenidas de Pachuca; del río Magdalena, procedente del Ajusco; así como de Tenango y Tlalmanalco, provenientes del Iztaccíhuatl.
Debido a la sobreexplotación del acuífero en la parte central del Distrito Federal se registra un hundimiento de 10 a 15 centímetros por año; otra situación que amenaza la subsistencia de los depósitos lacustres son las invasiones al suelo de conservación, que afectan gravemente la recarga del acuífero. Se calcula que existen más de 700 asentamientos irregulares que ocupan aproximadamente 3 mil hectáreas, con una población cercana a los 200 mil habitantes, por lo que las áreas que están en proceso de urbanización cubren aproximadamente el 16% del Suelo de Conservación.
Estas invasiones lejos de frenarse siguen creciendo, lo que representa que en los próximos 10 años podrían perderse 13.62 Mm3/año de recarga, que tendrán que sustituirse con caudales provenientes de fuentes externas que también aumentan su densidad demográfica y demandan la dotación de servicios de agua potable para sus poblaciones.
El esquema que se aplica para frenar el crecimiento de las invasiones sigue siendo tímido, y se sugiere el contubernio de las autoridades responsables de proteger el suelo de conservación, con las mafias que promueven las invasiones hormiga.
Las zonas que muestran mayor velocidad en el crecimiento de los asentamientos irregulares en el Distrito Federal son el Ajusco Medio, San Andrés Topilejo en Tlalpan, así como Xochimilco (donde se ha observado un impresionante avance de la mancha urbana en los últimos tres años). También es notoria su expansión en el corredor de pueblos de Tláhuac, en la zona que colinda con los límites de Chalco y Xico, que es un área cercana a los humedales sujeta a constantes invasiones.
Esto es un asunto que la ciudad debe resolver de manera inmediata, ya que por las cañadas del Suelo de Conservación escurren 3.4 metros cúbicos de agua por segundo, que representan mas de 1.5 veces la demanda de agua de los próximos diez años del Distrito Federal.
Si consideramos que cada metro cúbico que se pierde localmente para el abasto de la ciudad tendrá que ser sustituido por igual volumen de una fuente externa, la ciudad nunca dejará de destinar fuertes cantidades de dinero para garantizar el abastecimiento de la población, cuyo costo es hasta cinco veces mayor que la inversión que se requiere para substraer agua de los depósitos lacustres.
Reestructuración de las tarifas
Poco se ha podido avanzar en la reestructuración equitativa de las tarifas de cobro de agua, así como para eficientar la recaudación por el pago de derechos. Actualmente el 99.25 % de las personas que reciben agua en sus domicilios tienen subsidio, incluyendo a las personas que viven en las colonias residenciales.
El Gobierno del Distrito Federal sólo logra cobrar 29% del agua suministrada, de un padrón de consumidores de cerca de un millón 800 mil usuarios, de los cuales 100 mil pagan el equivalente a 90% del total del monto de recaudación por el cobro del servicio. Así, los usuarios no domésticos (industria y comercio) son quienes realmente subsidian a los que no pagan o quienes consumen agua barata.
Del subsidio de 10 pesos por metro cúbico de agua potable, el gobierno de la Ciudad sólo logra recuperar dos pesos. Se estima que dos de cada tres usuarios de la red de agua de uso doméstico – que son 64% del total del padrón – pagan diariamente por el servicio $60.00 bimestrales.
Cabe señalar que por cada metro cúbico que el gobierno capitalino cobra en $1.20, lo paga en $8.00 si éste se extrae del sistema Cutzamala, principal abastecedor de la Ciudad de México.
En tanto que estudios del Instituto Latinoamericano de la Calidad del Agua (ILCA), señalan que del padrón de los consumidores de agua, sólo 25% paga, otro 25% se abastece de tomas clandestinas, medidores alterados o son usuarios morosos y 50% del líquido se pierde en fugas.
Propuestas inaplazables
Para abordar algunas propuestas que pueden ser viables y que pueden llevar a la ciudad a un manejo integral de sus recursos hídricos, es necesario considerar elementos como la relación de los ciudadanos con el agua, el dispendio, el consumo, la calidad y entender como sociedad que el agua es un elemento vital que involucra a todos los sectores.
La Comisión Especial para la Gestión Integral del Agua (CEGIA) trabaja en este momento una propuesta de reestructuración de las tarifas por derechos del agua, con la intención de que los subsidios que otorga el Gobierno del Distrito Federal se dirijan a los sectores que más lo necesitan.
Por ejemplo, esta reestructuración de tarifas podría plantear que el 28% de la población que vive en colonias residenciales, tenga un incremento en sus tarifas y el 72% de la población que vive en colonias populares siguiera con las tarifas actuales. No se trata de subir el costo del agua, sino de quitar el subsidio a quienes tienen un mayor poder adquisitivo.
Desde la Asamblea Legislativa del Distrito Federal tenemos la disposición de configurar un proyecto de gestión del agua descentralizada, subsidiaria, y equitativa. Por ello, resulta indispensable descentralizar al Gobierno del Distrito Federal la administración del agua, y obligar a las autoridades competentes a una coordinación metropolitana del recurso.
También necesitamos un esquema financiero capaz de hacer que la recaudación, las tarifas y los costos de operación sean congruentes entre sí, y apoyar la nueva gestión en una cultura del agua que nos permita el ahorro de altos volúmenes, el reciclaje del agua y el uso de aguas residuales.
Para hacer autosuficiente el Sistema de Aguas de la Ciudad de México, es indispensable tener una eficiencia recaudatoria que pase del 50% a un 90 o 95% y diseñar un mecanismo financiero que permita reinvertir los recursos del agua en el agua.
Resulta inaplazable incrementar el saneamiento de las aguas residuales urbanas e industriales e incrementar su reuso. La población del Distrito Federal vierte 34 m3/s de aguas residuales sin tratamiento alguno, por lo que este gasto puede usarse para satisfacer demanda de usos que no requieran de agua potable como son el riego de áreas verdes, llenado de lagos y fuentes (recreativos, ciénegas, zona chinampera), deportivos, riego agrícola, giros industriales que no requieren agua potable, etc.
En el contexto de una política sustentable del manejo de los recursos naturales, se debe promover la idea de la gestión del agua a partir de la subsidiariedad y la solidaridad, pues las políticas se han concentrado en el mantenimiento y se ha dejado de lado la aplicación de nuevas tecnologías, que representan una ventana para la protección de los recursos hídricos.
El tema es complejo y las soluciones se antojan difíciles, pero la ciudad ya no tiene tiempo para postergar las medidas que nos permitan a los habitantes del Distrito Federal, contar con agua de calidad y a precios justos. El Distrito Federal no solamente está en esa posibilidad, sino también en la oportunidad de implementar una política de autosuficiencia hídrica que nos permita dejar de depender de fuentes externas para satisfacer nuestras necesidades.
Ante la realidad del déficit de agua que padece la ciudad de México, es urgente sanear las finanzas del Sistema de Aguas del Distrito Federal para cubrir las ineficiencias con que operan los servicios de suministro de agua y de alcantarillado, y estar en la posibilidad de revertir el rezago.
Es de vital importancia planear una estrategia integral para el abasto de agua y su aprovechamiento sustentable, que desarrolle alternativas para toda la Zona Metropolitana de la Ciudad de México.