México es el mar, por lo cual es importante dar prioridad a la agenda oceánica para cumplir con los acuerdos asumidos sobre conservación y uso sostenible de la diversidad biológica marina. | Martha Delgado
Empezando el mes de marzo tuvimos dos buenas noticias para transitar a un océano sostenible y al tener desde muy joven una conexión con el océano al crecer a un lado de la bahía San Carlos, en Sonora, ahora trabajar en pro del cuidado de nuestros mares es un verdadero privilegio.
Desde la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) hemos estado muy activos en diferentes iniciativas y foros internacionales enfocados en transitar a una economía oceánica sostenible encontrando en esta un mar de oportunidades.
Por un lado, México ratificó el Acuerdo sobre Medidas del Estado Rector del Puerto Destinadas a Prevenir, Desalentar y Eliminar la Pesca Ilegal, No Declarada y No Reglamentada de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (AMERP-FAO) y por el otro, se adoptó el texto en las negociaciones del instrumento internacional jurídicamente vinculante relativo a la conservación y el uso sostenible de la diversidad biológica marina de las zonas situadas fuera de la jurisdicción nacional, mejor conocido como BBNJ.
Si bien desde la Subsecretaría a mi cargo la labor ha sido ardua, estos acuerdos no hubiera sido posible sin los esfuerzos conjuntos de la Comisión Intersecretarial para el Manejo Sustentable de Mares y Costas que preside la Secretaría de Marina Armada de México, múltiples instituciones públicas, así como organizaciones de la sociedad civil que han contribuido para lograr dar pasos firmes en este camino del cuidado de nuestros océanos.
Es importante resaltar que ambas iniciativas antes mencionadas se encuentran descritas e identificadas como prioridades en la Estrategia de Instrumentación para una Economía Oceánica Sostenible en México 2021-2024, que fue publicada en el Diario Oficial de la Federación en agosto del 2022 y que se desprende de los trabajos del Panel de Alto Nivel para una Economía Oceánica Sostenible.
Es así que en marzo del presente, el Senado de la República ratificó el AMERP-FAO, mismo que había sido impulsado por la Secretaría de Relaciones Exteriores, y que fue adoptado en Roma, Italia, el 22 de noviembre de 2009, en el marco del 36° período de sesiones de la Conferencia de la FAO. El acuerdo entró en vigor el 5 de junio de 2016, cuenta con 74 participantes, entre los que destacan: Canadá, Estados Unidos, Japón, Panamá, República de Corea y Unión Europea. Para México lo que sigue es efectuar el depósito del instrumento de adhesión ante el director general de la FAO, que próximamente realizaremos.
Con este instrumento se verán grandes beneficios para las personas que llevan a cabo sus actividades basadas en el océano, los pescadores, ya que con su implementación se combate directamente la organización de actividades de la Pesca Ilegal, No Declarada y No Reglamentada. Con ello, también se reducirán los graves daños que ocasionan estas actividades ilegales en el bienestar de las comunidades pesqueras nacionales. De igual manera, las autoridades correspondientes, tendrán más elementos para combatir este crimen.
Por otra parte, y como lo resalté al inicio de este artículo, recientemente culminó en la sede de la Organización de las Naciones Unidas, el proceso de negociación sobre los aspectos esenciales de un instrumento internacional jurídicamente vinculante relativo a la conservación y el uso sostenible de la diversidad biológica marina de las zonas situadas fuera de la jurisdicción nacional. El acuerdo representa una oportunidad única para lograr una gobernanza global, basada en mecanismos de coordinación y cooperación multilaterales, bajo el principio de patrimonio común de la humanidad.
Este instrumento contribuye y complementa a la nueva Meta 3 del Marco Mundial Kunming-Montreal del Convenio de Diversidad Biológica que busca proteger el 30% del planeta para el 2030, pues proporciona un camino para crear áreas total o altamente protegidas en el océano. Asimismo, este tratado será el punto de partida para llevar a cabo las obligaciones de conservación y uso sostenible de la biodiversidad marina en la zona y en alta mar, las cuales constituyen el 95% del océano y son fundamentales para la vida en la Tierra.
Quiero destacar, que el trabajo articulado avanza de manera positiva en otros frentes también. Por un lado, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, con el acompañamiento de la SRE, coordina un proyecto del Fondo ProBlue del Banco Mundial donde se contemplan múltiples actividades estratégicas sobre conocimiento, gobernanza y finanzas para catalizar una economía oceánica sostenible. Por otro lado, la Secretaría acompaña al proyecto de Cooperación Técnica en colaboración con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, el Instituto Nacional de Pesca y Acuacultura y la Agencia Francesa para el Desarrollo (AFD) para fortalecer una pesca sostenible y las Zonas de Refugios Pesqueros en México. Finalmente, en junio del año pasado, legisladores tanto de la Cámara de Senadores como de Diputados lanzaron el Caucus de los Océanos en México, para impulsar los cambios legislativos necesarios y transitar hacia una economía oceánica sostenible en nuestro país.
México es el mar, es un Estado costero, por lo que buscamos darle prioridad a la agenda oceánica para seguir contribuyendo en la adopción y seguimiento de los acuerdos asumidos sobre la conservación y el uso sostenible de la diversidad biológica marina, así como de los recursos oceánicos, para alcanzar de manera balanceada su protección efectiva, producción sostenible y una prosperidad justa y equitativa.