En México tenemos todas las herramientas para dar un giro a la historia; debemos diseñar y ejecutar una política de investigación, desarrollo y producción de insumos médicos, especialmente vacunas y productos biológicos, y así estar preparados para las crisis del futuro.
Por Martha Delgado @marthadelgado 29 de marzo, 2021
Durante las últimas décadas la soberanía de las naciones se ha vinculado con su capacidad para generar su propia energía, alimentos o incluso, a su poder armamentístico. Se dejó de lado la relevancia de tener una industria de biológicos y biotecnológicos que pudiera desarrollar y producir medicamentos, equipos médicos y vacunas para mantener sana a su población. Sin embargo, esto no siempre fue así.
Durante el Siglo XIX México estuvo a la vanguardia en la generación de vacunas; se desarrollaron importantes avances en la generación de antígenos contra la viruela, que se produjo en nuestro país en 1868 por Francisco X de Balmís. En ese mismo año, el Dr. Eduardo Liceaga produjo la vacuna contra la rabia y unos años después, la de la tuberculosis.
Durante el Siglo XX en nuestro país se construyeron importantes instituciones para fortalecer nuestra industria de biológicos y biotecnológicos, como el Instituto Bacteriológico Nacional en 1905 o el Instituto Nacional de Virología en 1960. Ya para 1971 se creó el Instituto de Virología, donde se producían vacunas y que fue certificado por la Organización Mundial de la Salud como Centro Regional de Referencia de Vacunas. Nuestra fortaleza no sólo bastaba para abastecer a nuestra población, sino que también exportábamos a 15 países del mundo.
El giro de esta historia se dio en 1999, cuando se decidió transformar a la Gerencia General de Biológicos y Reactivos en Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México (Birmex). Se convirtió en una empresa paraestatal que dejó de producir vacunas –solo acondiciona las de tétanos, difteria y poliomielitis– y se dedicó a comercializar las demás, sacrificando nuestra autonomía en vacunas y en otros equipos e insumos del sector salud.
El desmantelamiento de Birmex tuvo detrás del telón intereses económicos de personas que se beneficiaron con el nuevo rol de la paraestatal, en licitaciones nacionales y extranjeras de miles de millones de dólares. Descuidaron su capacidad técnica y actualización tecnológica al grado de convertirla en un intermediario comercial limitado al manejo de ciertos productos, sin capacidad incluso de discernir en la calidad de los que adquiría.PUBLICIDAD
La tecnología de desarrollo y producción de biológicos y biotecnológicos se mueve aceleradamente y exige una actualización constante en conocimientos y destrezas del personal, así como una inversión en infraestructura que permita entornos y equipos de producción dinámicos que den lugar a una respuesta inmediata y adecuada a las necesidades epidemiológicas.https://723a1658db7a5ac84ac950e3a5a0f020.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-38/html/container.html
Durante décadas la dependencia de fármacos, medicamentos y vacunas, especialmente del sector farmacéutico asiático, ha ido en aumento y ha obligado al país a realizar compras aceptando las condiciones impuestas por la dirección de los mercados mundiales. Dicha situación se exacerba en el contexto de la emergencia actual. A pesar de que nuestro país tiene investigadores de alto nivel, la capacidad de producir fármacos masivamente se ve limitada al sector privado que decide invertir en ello.
Dentro de la tormenta, encontramos también una señal de esperanza. El esfuerzo diplomático que se ha realizado mediante la colaboración de laboratorios y el gobierno de México para realizar el envasado final de las vacunas contra la COVID-19 de AstraZeneca y CanSino Bio en nuestro país, es muy alentador. Nos regresa parcialmente al juego y nos dice cuál es el camino a seguir. La adaptación de las plantas de Liomont y Drugmex, para envasar las vacunas señaladas, abre la puerta para reactivar una industria dejada en el olvido.
La Secretaría de Relaciones Exteriores, como parte de la estrategia de impulso económico global, tiene entre sus seis pilares el farmacéutico. México está en continua búsqueda de oportunidades para este sector. Contamos con trece Tratados Internacionales y el corredor transísmico para obtener canales de inversión. Por ejemplo, en la búsqueda de oportunidades para fortalecer las plantas de los laboratorios se ha buscado capacitar y formar a su personal; expandir las capacidades técnicas en sus procesos de producción y control de calidad de los mismos, e invertir en sus instalaciones.PUBLICIDAD
Alcanzar la autonomía en materia de vacunas, medicamentos y fármacos debe ser una prioridad para cualquier país, sobre todo en un sector que es seguridad nacional. En México tenemos todas las herramientas para dar un giro a la historia; debemos diseñar y ejecutar una política de investigación, desarrollo y producción de insumos médicos, especialmente vacunas y productos biológicos, y así estar preparados para las crisis del futuro. Sobra decir que la pandemia nos ha dejado más de una lección que como país y como individuos debemos entender para enfrentar los retos futuros.
* Martha Delgado (@marthadelgado) es Subsecretaria para Asuntos Multilaterales y DDHH de la Secretaría de Relaciones Exteriores.