Reto y prioridad

El Agua: reto y prioridad para la ciudad
(publicado en la Revista de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, 2004)

En marzo de este año, en el marco de la celebración del Día Mundial del Agua, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal aprobó la creación de la Comisión Especial para la Gestión Integral del Agua, lo que significa el reto enorme de influir en la legislación y en la política pública para reestructurar la gestión hidráulica en la Ciudad de México.

La problemática de la gestión del agua en el Distrito Federal no sólo plantea un problema de carácter urbano y ambiental, sino que requiere ser abordada desde una perspectiva multidimensional que incorpore aspectos económicos, sociales, culturales, fiscales e institucionales. La Comisión Especial para la Gestión Integral del Agua tiene el gran reto de trabajar este importante tema con una visión de largo plazo.

Para ello se requiere de una importante coordinación entre legisladores, autoridades y representantes de distintos sectores sociales, para diseñar una estrategia que permita una mejora significativa en el manejo del recurso hídrico de la Cuenca del Valle de México, tomando en consideración la necesidad de promover el cobro equitativo del servicio, una distribución de competencias clara y la eficiencia de la gestión del agua; el diseño de mecanismos financieros y fiscales que permitan reinvertir en el sector y el desarrollo de una cultura de participación y ahorro por parte de la comunidad.

Los objetivos son claros: desencadenar un proceso legislativo de mediano plazo para la gestión integral del agua en la Subcuenca del Valle de México, que nos permita garantizar el suministro al 100% de la población sin poner en riesgo el abasto para las futuras generaciones, así como mejorar la calidad del recurso hídrico.

Como lo establece el estudio del Programa Universitario de Estudios para la Ciudad (PUEC – UNAM) denominado Gestión del Agua en el Distrito Federal: retos y propuestas, la gravedad de la problemática hidráulica del Distrito Federal y de toda la cuenca de México no parece haber disminuido en los últimos años. Por el contrario, es visible el deterioro de la cantidad y calidad de los servicios de agua y drenaje en la metrópoli, así como una creciente conflictividad en la distribución del recurso entre las entidades y los grupos sociales que conviven en la ciudad.

Como presidenta de la Comisión Especial para la Gestión Integral del Agua planteé a los diputados seis prioridades y líneas de acción a seguir en esta III Legislatura:

1. Fortalecimiento institucional y administrativo del Sistema de Aguas, considerando los roles y participación de las demarcaciones territoriales, de la sociedad civil y de la empresa privada en la gestión integral del agua.

2. Desarrollo de mecanismos para la autosuficiencia financiera del Sistema de Aguas del Distrito Federal, y la captación de recursos para el desarrollo y mantenimiento de la infraestructura hidráulica y la conservación del recurso agua en la Ciudad de México, incluyendo la reestructuración de las tarifas para el cobro equitativo del agua.

3. Promoción de una gestión metropolitana del agua logrando la coordinación entre entidades federativas, órdenes de gobierno y poderes, para el desarrollo de una política hidráulica de consenso en la Zona Metropolitana del Valle de México.

4. Ofrecer a las Comisiones competentes comentarios y observaciones a las propuestas con punto de acuerdo e iniciativas relacionadas con el manejo del agua que se presenten al Pleno de la Asamblea, y elaborar una memoria de los trabajos de la Comisión.

5. Exploración de tecnologías y estrategias para la sustentabildad en el manejo del agua (recarga de mantos acuíferos, calidad del agua, reparación de fugas, ampliación de la red de abastecimiento, ahorro, reuso del agua, captación de agua de lluvia, tratamiento de aguas residuales, reformas jurídicas para incorporar estímulos para que los usuarios industriales y comerciales promuevan programas de ahorro, etc.).

6. Diseño de una estrategia de suministro sustentable del agua, en la que se desarrollen iniciativas orientadas a otorgar el servicio en calidad y cantidad a toda la población del Distrito Federal, conservando paralelamente las fuentes de abastecimiento y los sistemas naturales de recarga del acuífero.

Propuestas viables para la sustentabilidad del recurso hídrico

Especialistas en el tema del agua han mencionado dos alternativas viables para la sustentabilidad del recurso hídrico en la ciudad. Una de estas propuestas tiene que ver con la captación de agua de lluvia que permita la recarga de las zonas lacustres, principalmente en el Suelo de Conservación del Distrito Federal.

Actualmente el acuífero provee el 60% del agua que consume la ciudad y obtiene la mayoría de su recarga a través de la infiltración pluvial. Sin embargo, la falta de infraestructura hidráulica permite que se pierdan en el drenaje urbano hasta 3.4 metros cúbicos de agua por segundo, junto con la posibilidad de reducir el déficit de agua que tiene el Distrito Federal y que ronda los 7 m3/s. A este déficit, se estima, se le sumará una demanda adicional de 7.2 m3/s sólo por el crecimiento de la población, además de que se requiere reducir la sobreexplotación del acuífero local en 4 m3/s, lo que implica una demanda adicional de 18.2 m3/s para los próximos diez años.

De continuar la tendencia de crecimiento de la población asentada en las delegaciones con Suelo de Conservación, que se calcula aumentará en 500 mil personas que ocuparán 6 mil ha adicionales en los próximos 10 años, se perderá la recarga de 13.62 Mm3/año, afectando gravemente la sobrevivencia del acuífero.

Esto es un asunto que la ciudad debe resolver de manera inmediata, ya que por las cañadas del Suelo de Conservación escurren 3.4 metros cúbicos de agua por segundo, que representan mas de 1.5 veces la demanda de agua de los próximos diez años del Distrito Federal.

Bajo las condiciones actuales, no existe suficiente agua disponible dentro del Suelo de Conservación, para que a través de su inyección al acuífero se pueda evitar su sobreexplotación. Los 2.1 m3/s que se podrían aprovechar para recargar el acuífero, son un volumen muy inferior a los 10 m3/s de sobreexplotación que ahora sufre. Un balance del agua subterránea realizado durante 1998, concluyó que el subsistema acuífero de la Ciudad de México está experimentando una sobreexplotación del 23%, el de Texcoco del 59% y el de Chalco del 21%.

Estamos todavía a tiempo para detener el proceso de destrucción de los ecosistemas y realizar los esfuerzos de restauración que permitan que esta región continúe aportando los servicios ambientales de los que depende la Ciudad de México para su existencia, por lo que es necesario establecer una política que garantice su conservación, que entre otras cosas debe incluir el aprovechamiento del agua de lluvia, el ahorro de agua, su reuso y su tratamiento apropiado.

Hoy en día quedan menos del 1% de los depósitos lacustres del Valle de México que se estima tuvieron una extensión original de mil 575 km2 y que eran alimentados con un volumen de agua de 400 Mm3/año con aportes del río Cuautitlán (originado en la sierra de las Cruces); de las avenidas de Pachuca; del río Magdalena, procedente del Ajusco; así como de Tenango y Tlalmanalco, provenientes del Iztaccihuatl.

El suelo de conservación progresivamente pierde los ecosistemas que facilitan la recarga y su lugar está siendo ocupado por asentamientos humanos irregulares que la cancelan. Según el “Estudio para la recarga del acuífero en el suelo de conservación del DF”, realizado por el Consorcio OPMAC, la filtración profunda que se recibe a través de la sierra del Chichinautzin (161 Mm3/año) distribuida entre sus 63 mil 939 hectáreas, indica que por cada hectárea que se ocupa, en promedio se pierden 2.5 millones de litros de agua por año de recarga para siempre. Mientras que en la sierra de las Cruces, esta pérdida alcanza los 2.04 millones de litros anuales por hectárea.

Si consideramos que cada metro cúbico que se pierde localmente para el abasto de la ciudad tendrá que ser sustituido por igual volumen de una fuente externa como el Temascaltepec, la ciudad nunca dejará de destinar fuertes cantidades de dinero para garantizar el abastecimiento de la población, cuyo costo es hasta cinco veces mayor que la inversión que se requiere para substraer agua de los depósitos lacustres.

Actualmente no se le asigna un valor al agua del acuífero, ni se paga por ella a los dueños del Suelo de Conservación, por lo que si se quiere conservar esta fuente de agua, que es comparativamente más barata que la obtenida de fuentes externas, en el futuro el Gobierno del Distrito Federal debería pagar por preservar, restaurar y permitir a la ciudad aprovechar su tierra para obtener el agua que disfruta y que actualmente proporciona el 60% de su abasto.

Se tienen censados más de 700 asentamientos irregulares en el Suelo de Conservación que ocupan aproximadamente 3 mil hectáreas, con una población cercana a los 200 mil habitantes, por lo que las áreas que están en proceso de urbanización cubren aproximadamente el 16% del Suelo de Conservación.

Fuente: http://www.paot.org.mx/centro/programas/asentamientos/ase_resu.html

Mientras que los escenarios demográficos indican que durante los próximos 10 años el crecimiento de la población asentada en las delegaciones con Suelo de Conservación aumentará en 500 mil personas que ocuparán 6 mil hectáreas adicionales. De darse esta ocupación, se estima que se perderán 13.62 Mm3/año de recarga, que tendrán que substituirse con caudales provenientes de fuentes externas que también aumentan su densidad demográfica y demandan la dotación de servicios de agua potable para sus poblaciones. Tal es el caso del Estado de México, cuya población indígena asentada en las inmediaciones del Sistema Cutzamala reclama a la Comisión Nacional del Agua y al Distrito Federal inversiones de infraestructura hidráulica local y para proyectos de desarrollo regional sostenible que permitan la conservación de la cuenca.

Las zonas que muestran mayor velocidad en el crecimiento de los asentamientos irregulares en el Distrito Federal son el Ajusco Medio, San Andrés y Topilejo en Tlalpan, así como Xochimilco (donde se ha observado un impresionante avance de la mancha urbana durante los últimos tres años). También es notoria su expansión en el corredor de pueblos de Tláhuac, en la zona que colinda con los límites de Chalco y Xico, que es un área cercana a los humedales sujeta a constantes invasiones.

En Magdalena Contreras, donde la comunidad se encuentra dividida en varios grupos y esta división facilita la venta ilegal del suelo. En Cuajimalpa, donde se observa un avance acelerado en el crecimiento de asentamientos en la zona de San Lorenzo Acopilco y en el área aledaña a Contadero. Al igual que alrededor de la sierra de Santa Catarina. Los crecimientos se observan principalmente como expansiones de los actuales asentamientos irregulares y de los poblados rurales (por ejemplo, en Xochimilco ya se unieron todos y se amplía rápidamente la ocupación de la zona chinampera).

Este crecimiento es producto de la existencia y tolerancia de “líderes” de invasores y que controlanlos asentamientos, haciendo un negocio personal de la venta del Suelo de Conservación a familias de bajos ingresos, aprovechándose de la dificultad de detectar la adición de cada nueva vivienda y de la virtual inexistencia de vigilancia y sanción a los nuevos asentamientos por parte de las delegaciones

Primeros resultados

La Comisión Especial para la Gestión Integral del Agua elaboró su programa de trabajo considerando el estudio encargado por la II Legislatura de la ALDF al Programa Universitario de Estudios para la Ciudad (PUEC – UNAM) denominado Gestión del Agua en el Distrito Federal: retos y propuestas; el Programa Hidráulico Regional 2002 – 2006; así como la necesidad de revisar el nuevo marco legal local y federal del agua.

De igual forma, con la intención de incorporar desde un inicio las perspectivas de los distintos sectores de la sociedad en el Programa de Trabajo de la Comisión, se consideraron las aportaciones de los participantes en tres reuniones de trabajo organizadas ex profeso, en las cuales tuvimos oportunidad de analizar las prioridades de la agenda para la gestión integral del agua en la Cuenca del Valle de México, con el sector académico, con el sector privado y con el sector social.

Destaca en el programa de trabajo la revisión de las finanzas y la administración del agua en el Distrito Federal a partir de la cual deberá replantearse la estructura tarifaria para hacerla más eficiente y equitativa, así como diseñarse un mecanismo financiero para la reinversión de recursos económicos en el sector hidráulico de la Ciudad. Para ello, la Comisión Especial para la Gestión Integral del Agua en coordinación con las Comisiones de Hacienda y de Presupuesto y Cuenta Pública organizarán el Foro “Finanzas y Administración del Agua en el Distrito Federal” el 23 y 24 de septiembre.

Durante el mes de octubre se trabajará también con la Comisión de Asuntos Metropolitanos una propuesta para la gestión metropolitana del agua que permita reactivar los trabajos de coordinación y concurrencia entre el Gobierno del Estado de México, el Gobierno del Estado de Hidalgo y el Gobierno del Distrito Federal.

Para el año 2004, la Comisión también se dará a la tarea de explorar tecnologías y estrategias para la sustentabildad en el manejo del agua (recarga del acuífero, calidad del agua, reparación de fugas, ampliación de la red de abastecimiento, ahorro, reuso del agua, captación de agua de lluvia, tratamiento de aguas residuales, etc.) a través de una EXPO-SEMINARIO que se organizará durante la segunda quincena de noviembre en coordinación con la Comisión de Ciencia y Tecnología de la propia ALDF.

El tema es complejo y las soluciones se antojan difíciles, pero la ciudad ya no tiene tiempo para postergar las medidas que nos permitan a los habitantes del Distrito Federal , contar con agua de calidad y a precios justos. El Distrito Federal no solamente está en esa posibilidad, sino también en la oportunidad de implementar una política de autosuficiencia hídrica que nos permita dejar de depender de fuentes externas para satisfacer nuestras necesidades.