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Trabajo legislativo / Intervenciones en comparecencias Segundo periodo ordinario de sesiones. Tercer año de ejercicio POSICIONAMIENTO DE LA DIPUTADA MARTHA DELGADO DURANTE LA COMPARECENCIA DEL SECRETARIO DE SEGURIDAD PÚBLICA, LICENCIADO JOEL ORTEGA CUEVAS Muy buenos días distinguidas amigas y amigos, distinguidos invitados. Ingeniero Joel Ortega Cuevas, Secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal, sea usted bienvenido a esta Asamblea Legislativa. De los grandes planteamientos a la realidad que vivimos los habitantes de la Ciudad de México, el camino que hemos seguido en la política de seguridad pública para la ciudad es un camino que lo mismo se ha topado con la publicidad ganada al contratar las propuestas de Giuliani, que con una criminalidad y violencia creciente que no cede y que por el contrario evidencia la imposibilidad de reducir la inseguridad en las calles, que deberían ser de nosotros, de los ciudadanos; una ciudad que conoce de la manipulación, de los temores y de las propuestas de mano dura que sólo han servido para llenar las cárceles de pequeños ladrones; habitantes que padecen de leyes que castigan la pobreza y que nada han ayudado a disminuir la delincuencia; una ciudad en donde prevalece la impunidad. Señor Secretario de Seguridad Pública, esa es la realidad que perciben los ciudadanos, que sienten y que padece el grueso de la población que no está representada muchas veces en las cifras de los informes y que desde algunas perspectiva en estos informes de gobierno se nos reafirma que los esfuerzos por reducir la inseguridad pública que se han seguido son muchos, pero no son percibidos por la comunidad. Al ser la seguridad pública un tema prioritario, primordial para los ciudadanos, como autoridad y aún nosotros en nuestros papel de legisladores estamos bajo la lupa, bajo el escrutinio de una sociedad que demanda congruencia en nuestras acciones, pero sobre todo congruencia entre lo que decimos y lo que tratamos de imponer como verdad o como realidad. En este punto es en donde podemos detectar dos posturas que son irreconciliables: la primera es que la población dice que la situación de la seguridad pública es de una manera y la autoridad afirma lo contrario. En sondeos y encuestas a través de los medios de comunicación o de manera testimonial la gente nos dice que la seguridad pública no ha mejorado conforme a las expectativas que han tenido. Según la última encuesta del periódico Reforma sobre seguridad pública, uno de cada tres adultos cree que la delincuencia va en aumento, mientras la autoridad insiste en que los delitos van a la baja. Lo más contradictorio es que los reportes oficiales tienen razón, ya que conforme a las cifras oficiales el promedio diario de denuncias ha bajado 17.5% desde el año 2002. Nos encontramos pues en un escenario en donde aunque se han denunciado menos delitos y las cárceles están llenas de delincuentes, se informa que para el año 2006 la población penitenciaria ha aumentado en un 55.2% y aún así la sociedad siente que su tranquilidad le es arrebatada y por lo tanto no confían en lo que la autoridad dice y no valoran lo que la autoridad hace. Tenemos una brecha grande entre los reportes, los informes, incluso los hechos y la percepción de los ciudadanos de su situación. Tan sólo en el informe de actividades que usted amablemente nos hizo llegar se ofrecen una serie de cifras que son alentadoras sobre la disminución de los principales delitos, pero la percepción que tiene la ciudadanía de la inseguridad no encuentra consuelo en esas cifras. Es claro que nos enfrentamos a una fuerte incidencia de victimización por parte de la ciudadanía, que se conjuga con una elevada inseguridad en la que viven los ciudadanos y también que se conjuga con problemas de los que oyen hablar o que atestiguan a través de los medios de comunicación. Entonces, el reto para la autoridad además de seguir en su tarea cotidiana de promover que haya castigo a los delincuentes o como ha sido hasta ahora endureciendo las penas o seguir metiendo gente a la cárcel está, como seguramente usted lo sabe ya, en que podamos ir mejorando la percepción que tiene la ciudadanía de la inseguridad, que pueda ir observando de manera real cuál es el problema al que se está enfrentando y cómo se está resolviendo y poder también reverter la desconfianza que tienen los ciudadanos hacia las autoridades a través de la prevención de los delitos, de la vigilancia de las colonias y de la confianza que tienen los ciudadanos en sus propios cuerpos de seguridad. Es el ataque a la impunidad lo que sin duda alguna abonará el campo de la confianza de los ciudadanos. Parece que en estos últimos años todavía no han logrado estrecharse estas brechas y con las penas duras o prolongadas de los delincuentes no se sienten disuadidos a no cometer un delito ni la ciudadanía con esto percibe que pueda estarse teniendo una política mejor de seguridad pública. Desafortunadamente, y esto lo digo por las denuncias que recibimos como diputados, la sociedad no percibe que exista una estructura policíaca confiable y legítima que pueda lidiar con el problema y por el contrario ven a estas estructuras como las responsables de que prevalezca la impunidad y esta percepción debemos de cambiarla de fondo, también para que el cuerpo de seguridad de la ciudad tenga el reconocimiento al mérito que merece su trabajo. Por ello, en esta época electoral adquieren relevancia las propuestas o las promesas de los candidatos que pretenden gobernar nuestra ciudad en materia de seguridad pública; propuestas que los ciudadanos demandan que se queden por encima del afán de estos candidatos de conseguir votos. Hemos escuchado muchas propuestas de todos los candidatos, no hay ningún empacho en prometer lo que la gente quiere oír, a pesar de que no se tengan planteamientos concretos viables o apegados a la realidad en que se desempeña nuestra comunidad. Lamentablemente lo que se ha pronunciado en este aspecto es ofrecer mano dura, desquite, penas más severas, el poner a más delincuentes en más cárceles o el impulsar leyes que otorguen mayores dificultades a la autoridad, a pesar de que se puede interpretar que éste no es el camino idóneo. Nos preocupan los derechos humanos de las personas que purgan penas y también la creciente tendencia en la opinión pública a ratificar que los delincuentes no tienen derechos humanos y que gracias a los derechos humanos los delincuentes perpetúan esta actividad ilícita, las actividades ilícitas que hacen. Señor Secretario Ortega: Estamos en la reta final de un gobierno probablemente usted continúa en el cargo o no, pero lo que es claro es que usted tiene una responsabilidad muy grande de encauzar hacia otro enfoque la política en materia de seguridad pública que ha prevalecido. El modelo que se ha seguido ha funcionado en algunos aspectos, pero todavía no encontramos una solución de fondo, a los problemas de fondo que nos están haciendo aparecer en las estadísticas como una de las ciudades más inseguras del mundo. Prevalece la ausencia de propuestas que contengan un cambio de enfoque en donde los ciudadanos jueguen un papel primordial en la definición de estas políticas de seguridad pública y en donde se transforme la retórica moralista que imputa a la pobreza y al desempleo el incremento de la delincuencia y que no atiende los análisis, muchos de ellos muy serios que demuestra que el principal problema se encuentra en la corrupción y en la impunidad. Los ciudadanos esperamos respuestas a estas inquietudes en su informe. Muchas gracias. |
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