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Trabajo legislativo / Intervenciones en comparecencias Primer periodo ordinario de sesiones. Segundo año de ejercicio Posicionamiento
de la Diputada Martha Delgado Peralta durante la comparecencia de
la Secretaria de Desarrollo Urbano y Vivienda, Lic. Laura Itzel Castillo Bienvenida distinguida arquitecta Laura Itzel Castillo, Secretaria de Desarrollo Urbano y Vivienda; bienvenidos señoras y señores; compañeros y compañeras, diputados y diputadas: Uno de los grandes retos de todas las ciudades en el mundo, en las megalópolis que se han desarrollado con más de 10 millones de habitantes, es la creación y el mantenimiento de espacios públicos para conseguir un equilibrio urbano y mejorar las condiciones de vida de la población. Sin embargo, la Ciudad de México creció como una de las urbes más desordenadas del mundo y actualmente está sometida a constantes procesos de cambio en su espacio público; las banquetas, las plazas, los jardines, los camellones, están invadidos por el comercio formal e informal, en tanto que los anuncios espectaculares por lo general explotan de manera privada la vía pública, degradando el paisaje urbano y en condiciones muy difíciles de controlar ponen en riesgo la seguridad de los transeúntes. La concepción del espacio público como pilar de civilidad, implica intrínsecamente un contenido democrático en la idea de ciudad y debería ser un elemento crucial a destacar en todas las propuestas urbanas junto con los criterios de conservación y de mejoramiento del entorno ecológico. Sin embargo, el último lugar en el goce del espacio público lo siguen ocupando hoy los habitantes del Distrito Federal. Peor aún, el gran vacío que existe de espacios públicos utilizados para la recreación o uso de los habitantes, se incrementa con la realización de imponentes obras que son contrarias al desarrollo sustentable; contamos en la ciudad con muy pocas áreas verdes, un promedio de 4 metros cuadrados por persona, lo cual está muy por debajo de los 16 metros cuadrados por habitante que recomienda la Organización de las Naciones Unida; además el 80 por ciento del espacio público está ocupado por vialidades y lo ocupan los automóviles. A pesar de que se han promovido leyes, acuerdos, decretos, distintos ordenamientos, las acciones no han sido suficientes; la recuperación del espacio público sigue frenada por intereses particulares y de partidos políticos e incluso de gobiernos y no se han logrado revertir las tendencias negativas del crecimiento expansivo hacia las zonas con valor ambiental. Hasta el momento las políticas aplicadas para la recuperación del espacio público han sido de imagen y han sido discriminatorias, siendo preocupante que el llamado rescate sólo se de en ciertas áreas de alto ingreso. Lejos estamos pues de un ordenamiento del paisaje urbano que nos lleve a un disfrute armonioso del entorno natural y del entorno construido. No existe una visión integrada y a largo plazo para emprender la inmensa tarea de crear, de ampliar, enderezar, nivelar y construir las banquetas, por las que transitamos todos, colocar plantas y árboles de manera ordenada, definir los elementos accesorios al espacio como lámparas, bombillas, bancas, sillas, quioscos, mobiliario urbano en general. No hay hoy en la planeación del desarrollo urbano una visión integrada de lo público y de lo urbano que nos garantice una continuidad y homogeneidad en el diseño y planeación del crecimiento de la ciudad. Es necesario pues, repensar la ciudad desde sus espacios públicos, imponiéndolos como un principio de lo colectivo y lograr recuperar la confianza ciudadana para apropiarse de la ciudad como una manera de crear unidades más humanas y evitando la invasión de estos espacios por automóviles, comercios, restaurantes, vendedores informales y anuncios espectaculares. La legislación ambiental y de desarrollo urbano y de transporte en el Distrito Federal, siguen sin reconocer la situación caótica que vive hoy la Ciudad de México por el uso excesivo del automóvil, por el desorden urbano, por lo que no ha sido posible apresurar las medidas de cambio en la movilidad urbana, reconociendo el derecho prioritario de los ciudadanos, como dueños de la calle y del espacio público. En forma indebida, las manifestaciones de impacto ambiental y urbano de los grandes proyectos a favor del automóvil, son autorizados por el mismo gobierno que las promueve; el gobierno es juez y parte en estos casos, utilizando los proyectos de transporte urbano como una estrategia eficaz, muchas veces solamente de mercadotecnia política. Esto resulta calamitoso para el medio ambiente y la calidad de vida de los habitantes, generando consecuencias negativas para el futuro de la población. Estas leyes aplican hoy en día preceptos que favorecen el predominio del uso del automóvil y la asfixia de los modos de transporte más sustentables que utilizan combustibles alternativos y por supuesto del transporte público que beneficia a un número mayor de habitantes. En su informe, distinguida Secretaria, usted nos habla de la intervención de la Secretaría que preside en la vigilancia del impacto urbano, de los proyectos de los segundos pisos en Viaducto y Periférico, los distribuidores viales de San Antonio y Zaragoza, los proyectos de vialidad sobre las barrancas del poniente, y el proyecto del tren suburbano en la zona norte de la cuenca de México. Estos proyectos desde mi punto de vista no están armonizados entre el desarrollo urbano y no logran ser congruentes con un desarrollo sustentable en la ciudad; constituyen el relanzamiento en gran escala del uso del automóvil como un modo dominante y preferente de transporte público en la ciudad más grande del país. Todo esto se ha sustentado en la hipótesis absurda de que propiciar mayor velocidad a los automóviles o a los transportes públicos, favorece una mejoría global de transporte urbano y el medio ambiente. Esto a todas luces es incorrecto, aquí un dato relevante: Según informes de grupos de la sociedad civil, el proyecto suburbano del tren de Cuautitlán, Buenavista, tiene como propósito principal, el de favorecer a los especuladores de terrenos rurales o semirrurales del norte del Estado de México y a los empresarios del ramo inmobiliario y de la construcción de esta entidad. Esto desde luego no ayudará a la movilidad urbana sustentable en el Valle de México tal como ya se ha demostrado en proyectos similares en muchas viejas ciudades de Europa, en Japón y en los Estados Unidos. A todas luces este proyecto tendrá un impacto urbano, social y ambiental muy negativo en el mediano y en el largo plazo. Antes de seguir creciendo las vialidades, la ciudad requiere crear nuevos espacios públicos, crear más parques, más áreas verdes e involucrar los espacios preexistentes y vacíos urbanos, transformándolos en parques urbanos continuos; obviamente requerimos de la ampliación de banquetas y de lugares en donde las personas puedan recrearse. En este sentido, hubiera sido bueno que nos informara, por ejemplo, si la Comisión Metropolitana de Asentamientos Humanos ha cumplido con los objetivos planteados de frenar el crecimiento extensivo y desordenado que pone en riesgo el equilibrio natural de la cuenca. Esto haciendo referencia a la promulgación del Bando Dos, que se hizo con la finalidad de aumentar la densidad de la vivienda en las 4 delegaciones centrales en la Ciudad de México y evitar con ello la enorme invasión al suelo de conservación que estaba tendiente a enfrentar la ciudad. Sobre la aplicación de este Bando no dejan de ser constantes las quejas de los vecinos de las 4 delegaciones centrales por el boom inmobiliario en que se vive, preocupación central en el hecho de saber si estas delegaciones están preparadas con la infraestructura y con la suficiente capacidad para soportar este repoblamiento. También existe expectación, pero sobre todo falta de información por parte de las autoridades para dar a conocer a estos colonos si los servicios públicos serán suficientes para todos en el futuro. Señora Secretaria: Para la ciudad es imprescindible encontrar los mecanismos que garanticen el ordenamiento de nuestra ciudad. El respeto de los usos de suelo, la creación de andenes, de jardines y de amplios espacios abiertos de uso público, para ello necesitamos leyes y reglamentos claros, los cuales tenemos que hacer todos los diputados y diputadas aquí en la Asamblea Legislativa, pero también necesitamos que estos espacios colectivos sean administrados de forma adecuada por el Gobierno. Estos espacios de carácter público sirven para el goce y disfrute de los ciudadanos. El uso de los espacios públicos constituye identidades colectivas y promueve un paradigma de espacios democráticos, primero por ser abiertos, no excluyentes y apropiables por todos, y segundo, por construir nuevas formas de relaciones sociales, críticas, conflictivas, armoniosas, constructivas, entre diferentes clases sociales y diferentes tipos de personas. Es así como los espacios públicos en sí mismos crean ciudadanía y civilidad en consecuencia a la ciudad misma. Finalmente, quiero terminar diciéndole que a falta de una política ambiental decidida en la Ciudad de México, sería muy interesante que la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda incorporara en toda su planeación para el año 2005 criterios de política ambiental. Muchas gracias por su atención. |
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