Trabajo legislativo / Pronunciamientos

Primer periodo de sesiones ordinarias. Primer año de ejercicio.


Pronunciamiento de la Dip. Martha Delgado durante la sesión solemne celebrada con motivo de la entrega la Medalla al Mérito Ciudadano a la ciudadana Elena Poniatowska Amor

29 de abril de 2004

LA C. DIPUTADA MARTHA TERESA DELGADO PERALTA.- Muchas gracias señor Presidente.

Sean todos ustedes bienvenidos amigas y amigos, diputadas y diputados, compañeros y compañeras:

La entrega de la Medalla al Mérito Ciudadano se instituyó en el año de 1991 para definir quién debe ser el ciudadano o la ciudadana que será galardonado o galardonada por sus contribuciones a la ciencia, a las humanidades, a la cultura o a las artes o que por sus acciones tendientes a valorar nuestra ciudad se han distinguido de manera relevante.

Esta Soberanía ha decidido por unanimidad otorgar este reconocimiento a la escritora, a la periodista Elena Poniatowska Amor, quien a través de su labor ha logrado mostrarnos no solamente parte de nuestra realidad histórica, sino también parte de nuestra realidad cotidiana y ha logrado siempre en apoyo a los derechos humanos de las mujeres y de los grupos sociales vulnerables, trasmitir a la sociedad mexicana la importancia de la participación de las mujeres en la vida pública de nuestra nación; trasmitirnos la importancia de la reflexión profunda respecto de nuestros problemas colectivos y también trasmitirnos la importancia respecto de la ética y de la honestidad en el ejercicio del poder público, además de su larga trayectoria periodística y literaria, que como todos saben incluye colaboraciones en los principales diarios y revistas de esta ciudad, la publicación de novelas, de cuentos, de crónicas y de ensayos.

Los proponentes de Elena Poniatowska para ser galardonada con esta medalla, consideraron a Elena como una mujer valiente que ha hecho gala de una gran calidad literaria al servicio de la verdad en épocas de represión.

Creo que no hace falta reconocer que Elena Poniatowska, siga contribuyendo con ese servicio a la verdad en la actualidad, épocas por cierto en la que se requiere mucha valentía y mucho mérito ciudadano para abrir el periódico y percatarnos del deterioro que representa nuestra vida política y social, y mucha valentía y mucho mérito ciudadano para salir a la calle y percatarnos de que hoy tienen más derechos los coches, los automóviles, que las personas en nuestra ciudad, y mucha valentía y mucho mérito ciudadano que necesitamos todos, y que como nos lo ha hecho saber Elena Poniatowska para reconocer que persisten en la sociedad y en la Ciudad de México, lastimosamente injusticias, abusos a los derechos humanos e inequidad social.

Elena Poniatowska junto con varias decenas de reconocidos intelectuales y académicos a pesar de tener historia y biografías muy diferentes, nos otorgaron generosamente en su momento, su reconocimiento y su apoyo al voto por México Posible que fue el Partido que me trajo a esta Asamblea.

Ese invaluable apoyo de gente muy reconocida y generosa, nos trajo a la Asamblea y nos tienen hoy aquí, y por eso quiero refrendar desde esta Tribuna nuestro compromiso con esas causas comunes, causas ciudadanas de izquierda que surgen de las luchas cotidianas de los derechos de las mujeres, de la defensa de los derechos humanos, de la defensa de las causas ambientales, de la defensa por la diversidad y por darle a las personas discapacidades, oportunidades. Eso lo compartimos todos y creo que lo compartimos entre las fracciones parlamentarias en esta Asamblea. Por eso hoy es un honor darle este reconocimiento.

Deseo también expresar que esta medalla representa un reconocimiento también a la luchas de las mujeres que desde distintas trincheras están luchando por defender los derechos de las mujeres, por defender la participación de las mujeres en la política y por defender las injusticias y por legislar a favor de la equidad de género en nuestra cuidad.

Elena Poniatowska, muchos serán y son sus méritos y tus premios. Ayer, hoy y lo serán en el futuro. Esta Ciudad te rinde tributo porque a través de tus reflexiones, entrevistas, de tus declaraciones, hemos podido reconocernos en una ciudad sin fronteras y hemos adivinado también que lo más valioso de nuestra ciudad son su gente y su cultura.

Muchas felicidades.


 


Pronunciamiento sobre el Día Mundial del Agua

23 marzo de 2004

LA C. DIPUTADA MARTHA TERESA DELGADO PERALTA.- Muy buenas tardes a todos ustedes, compañeros y compañeras diputadas.

Gracias por prorrogar la sesión solamente para escuchar efemérides relacionadas con la celebración del Día Mundial del Agua que tuvo lugar el día de ayer.

Cada 22 de marzo, a partir del año de 1992, en que se celebró la Cumbre Mundial Sobre Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente en Río de Janeiro, se festeja en todo el mundo el Día Mundial del Agua.

Tendremos en el año 2006 que ser huéspedes de la Conferencia Mundial Sobre el Agua en México, tendremos que tener muchas cosas qué decir, muchos logros y muchas problemáticas qué analizar en esta celebración en la que recibiremos a funcionarios, activistas y legisladores de todo el mundo.

Ayer, 22 de marzo, esta Asamblea aprobó la creación de una Comisión Especial para la Gestión Integral del Agua en la III Legislatura.

El problema del agua, sin duda alguna, es uno de los problemas más sentidos de la Capital del país. Desde mi punto de vista es el problema ambiental más importante de la ciudad.

Todos sabemos que estamos sobreexplotando el acuífero en un 120 por ciento, que los hundimientos diferenciales que alcanzan hasta 30 centímetros al año están provocando que el acuífero esté en riesgo de contaminarse con aguas profundas más salinas. Estamos presentando cuerpos de agua contaminados hasta en un 70 por ciento altamente. Estamos solamente abasteciendo el 90 por ciento de la demanda del Distrito Federal.

Tenemos un millón de personas sin agua en el Distrito Federal. El agua más cara del Distrito Federal la paga la gente más pobre porque no la tiene, a través de pipas y de tandeos.

Tenemos tarifas en zonas de la ciudad que pudieran pagar un poco más de hasta 16 pesos el bimestre y tenemos una pobre cultura del agua y además una muy pobre cultura del pago del agua.

Ante estas circunstancias, yo he solicitado celebrar esta fundación de esta Comisión y quise subir a esta Tribuna y decir esta efeméride como un pretexto para agradecer a todos ustedes habernos apoyado en la creación de esta Comisión del Agua.

A los Presidentes de las fracciones parlamentarias de todos los partidos, la Presidenta de la Fracción del PRD, Guadalupe Chavira; al Presidente de la Fracción del PAN, José Espina Von Roehrich; al Presidente de la Fracción del PRI, Manuel Jiménez Guzmán y al Presidente de la Fracción del Partido Verde en esta Asamblea, Bernardo de la Garza, les agradezco mucho haber depositado en mí la confianza de dirigir esta Comisión.

Quiero decirles que me siento muy comprometida y muy halagada con este apoyo que nos han dado y que vamos a trabajar a la altura de lo que la ciudad de México merece en este tema que es del interés de todos.

Simplemente ese era el mensaje que quería dar.

Muchas gracias a todos

 



Pronunciamiento en torno a los trabajos realizados en el Primer Periodo Ordinario de Sesiones de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, III Legislatura.

31 de Diciembre de 2003


LA C. DIPUTADA MARTHA TERESA DELGADO PERALTA.- Le agradezco mucho, señora Presidenta.

Entre ser protagonista y pasar desapercibida, creo que prefiero ser protagonista.

Estoy en esta Asamblea por la voluntad de 70 mil ciudadanos convencidos de que la ciudad necesita nuestro punto de vista también, de que las propuestas de México Posible fueron importantes y van a la vanguardia de la izquierda de la ciudad y en el país, y estoy aquí también porque creo que muchos de los 60% de abstencionistas no votaron por nosotros porque no nos conocían.

Estoy también en esta Tribuna porque creo que represento una opción diferente a las 4 fracciones parlamentarias representadas y queremos hacer notar esta diferencia para contribuir con esta diferencia en el debate, para contribuir con esta diferencia en las propuestas que mejoren nuestra ciudad y acompañarlos a ustedes, apoyarlos también en las propuestas en las que estemos de acuerdo.

En lo general, compañeras y compañeros, estoy preocupada por el difícil escenario político que se configura de manera lenta, pero muy contundente para el año 2006.

El país tiene ya hoy un IFE desciudadanizado, hoy el Diario Oficial de la Federación consigna el cierre definitivo del sistema de partidos, se han duplicado con la venia de todos los partidos políticos en la Cámara de Diputados, los requisitos para poder hacer partidos en México, como si todos ya tuviéramos uno. El abstencionismo crece en cada elección, la austeridad solamente es para los gobiernos, no para los partidos, y a los medios de comunicación muchas cosas de estas les pasan casi desapercibidas.

Creo que los ciudadanos, como dicen por ahí, no somos de hule: los ciudadanos sentimos un abismo que se profundiza todos los días entre los partidos y la sociedad, y todo ello no contribuye a cerrar ese abismo; sólo puede generar resquebrajamiento social, falta de legitimidad del Gobierno, falta de credibilidad en las instituciones y por qué no decirlo, también estallidos sociales.

Algo vamos a hacer los que estamos excluidos. En lo particular su servidora en ésta Asamblea Legislativa, tiene la intención de hacer algo, y mi sentimiento es diferente al expresado a nivel general, a pesar de diferencias, de desencuentros, de haber enfrentado dificultades en el ejercicio de mi responsabilidad como legisladora, he encontramos aquí muchas cosas buenas que son las únicas que voy a decir hoy que es 31 de diciembre.

Me siento muy afortunada de compartir esta Legislatura con todos y cada uno de ustedes, es un privilegio para mí poder conocerlos, diputados y diputadas de todos los partidos. Quiero decirles que he recibido muchas enseñanzas en este primer periodo, sobre todo un trato muy generoso en particular del Presidente de la Comisión de Gobierno, el diputado René Bejarano; del Presidente de la fracción parlamentaria del PRI, Manuel Jiménez Guzmán; por supuesto de la fracción del PAN, de la fracción del Partido Verde, la apertura que han mostrado conmigo mis compañeros de las Comisiones y todas estas fracciones a nuestras ideas y a nuestras propuestas ha sido el sello que ha caracterizado nuestro intercambio de opiniones.

Los avances que hemos conseguido en este primer periodo son indudables, creo que son incuestionables. También el debate enriquece, también las diferencias enriquecen, quiero agradecer a todos los trabajadores de la Asamblea el esfuerzo que todos los días ponen para que nosotros podamos desarrollar nuestro trabajo con responsabilidad y eficiencia.

Estos 3 meses se me han hecho muy largos, es mi primera experiencia como diputada, y el balance en lo personal y en lo profesional es sin duda alguna muy positivo.

Quiero dejar hasta aquí mi intervención, nuevamente les agradezco mucho su generosidad, su apertura y les deseo que el año que entra, además de que tengan éxito y que la legislatura sea mejor, podamos venir todos los días pensando cómo podríamos hacer mejor nuestra ciudad, que es la causa común de todos nosotros.

Muchas gracias.

 



Pronunciamiento durante la Sesión Solemne con motivo del XV Aniversario de la instalación de la Asamblea de Representantes del Distrito Federal, primer Órgano de Representación Popular del Distrito Federal.

17 de Noviembre

Muy buenos días tengan todos ustedes compañeras y compañeros legisladores, amigas y amigos que nos acompañan hoy que celebramos los 15 años de la fundación de esta Asamblea de Representantes, hoy Asamblea Legislativa del Distrito Federal.

Hace 15 años, fue aquel 14 de noviembre de 1988 cuando se funda la Asamblea de Representantes y entonces la democracia todavía parecía un objetivo lejano. Nuestra vida pública estaba presidida por libertades acotadas, falta de transparencia en el ejercicio de la labor pública, ausencia de mecanismos de participación ciudadana en la toma de decisiones, hablábamos todavía de elecciones fraudulentas, hablábamos de corrupción, de violación de los derechos humanos casi en todas las planas de los periódicos.

En este contexto la creación de la Asamblea Legislativa -de la Asamblea de Representantes en esa época- fue sin duda un avance significativo en el proceso de democratización de nuestra ciudad, que significó la emergencia de una institución que permitiera una auténtica representación ciudadana, un primer espacio de pluralidad, a pesar de haber nacido con limitaciones en sus facultades.

Hoy estamos aquí, compañeras y compañeros, en otro contexto. Muchas veces los enormes retos que tenemos enfrente nos impiden ver los grandes avances que hemos logrado sobre todo en países como el nuestro en donde las cosas buenas suceden tan lentamente.

Como resultado de un dilatado proceso de transición política, hoy podemos constatar fenómenos claros que nos señalan las conquistas que hemos logrado los ciudadanos mexicanos en este largo proceso de construcción democrática. Nuestros procesos comiciales son en lo fundamental confiables, contamos en general con organismos electorales ciudadanizados, con una sustantiva mejoría en sus niveles de credibilidad, leyes que incorporan aunque con imperfecciones la participación de los ciudadanos en la toma de decisiones como parte del entramado de la vida pública, tenemos comisiones de derechos humanos que han acotado de manera cualitativa ejercicios impunes del poder sobre la ciudadanía; tenemos ya leyes de transparencia; tenemos institutos de acceso a la información, y aunque sea en un primer ejercicio tenemos muchos instrumentos que acercan a los ciudadanos al laberinto del ejercicio de la vida política; tenemos además una libertad de prensa que ha sido el sello de los últimos quince años y que no había sido vista en el pasado; tenemos además consultas ciudadanas, plebiscitos; tenemos contralorías ciudadanas, presupuestos participativos, todos ellos ejercidos en determinados lugares y momentos.

Podríamos decir, en suma, que nuestra larga transición ha arrojado como resultado la irrupción de la sociedad civil en los usos tradicionalmente autoritarios del quehacer político para volverlo más democrático y más ciudadano.

En relación a la Asamblea Legislativa, ha sido evidente también su progresión democrática. Sin embargo, aún contamos con un déficit sustantivo y no hemos logrado concretar una reforma política que ubique a este órgano de representación en consonancia con la riqueza y la pluralidad y la diversidad que existe en la sociedad capitalina y con lo que esta sociedad nos exige y nos demanda.

Pese a todo y como puede constatarse en cualquier encuesta o incluso a través de la sensibilidad política, de cara a la ciudadanía existe un descrédito de la política, de los políticos y de los órganos de representación. Remontar esta falta de credibilidad ante el quehacer político es el mayor desafío que enfrentamos hoy como legisladores.

Decía que a veces los enormes retos que tenemos enfrente nos impiden ver los avances, sobre todo en países como el nuestro en donde los cambios suceden tan lentamente, pero los problemas que prevalecen también nos impiden ver los enormes riesgos a los que estamos sujetos hoy como sociedad; todavía no hemos llegado a tener un nivel satisfactorio de democracia, cuando ya corremos el riesgo de empezar a retroceder en esta conquista. A veces creemos que las conquistas de los ciudadanos se dan de una vez y para siempre, que como ya tenemos alternancia ya tenemos democracia, que ya no a haber presos políticos, que ya no va a haber fraude electoral, que ya las mujeres somos iguales y que el poder no se va a tomar nunca más por la fuerza en nuestro país.

Estamos, desafortunadamente, ante claros indicios de retroceso; existen todavía acuerdos copulares que prevalecen sobre los consensos que buscan el bienestar de todos; hemos visto un Consejo General del IFE que ha sido reemplazado con cuotas de partidos políticos, dejando muy poco a su carácter de organismo ciudadanizado. El clientelismo lo encontramos hoy a la orden del día; las violaciones a los topes de campaña en gastos se castigan con multas, lo que quiere decir que de lo que se trata es de tener más dinero para pagarlas; el Estado de derecho lo hemos violado todos a la luz del día cada vez más ante los ojos de todos; la ilegalidad hoy parecería ser una virtud.

Nuestro Partido, México Posible, como fuerza emergente, está comprometido con la continuidad de la gobernabilidad democrática en la Ciudad de México; tenemos una propuesta para la ciudad que busca tender un puente entre nuestro quehacer legislativo y las exigencias de los ciudadanos. Creemos que es indispensable que el sistema de representación sea más plural para fortalecer nuestra realidad diversa, nuestra realidad representativa y democrática.

No coincidimos con quienes opinan que en materia de partidos ya son todos los que están y están todos los que son. Creemos que el abstencionismo que vimos el 6 de julio de 2003 es clara muestra de que los ciudadanos no piensan ello.

Sin negar las necesarias y legítimas aspiraciones partidarias, nuestro trabajo legislativo debe inscribirse en la perspectiva de asumir un compromiso institucional, de trabajar y de cumplir nuestra obligación de representantes de cara a la ciudadanía. Ello se traduce en la exigencia de no excluir a las minorías, de no cerrar las puertas a las nuevas propuestas y expresiones de la sociedad y, por supuesto, de reconocer que éstas portan un sentido de legitimidad aunque no sean mayoritarias.

El índice de una democracia, como bien lo reconocía Giovanni Sartori, no es que las mayorías manden, sino cómo son incluidos dentro de estos ejercicios de poder que ejercen las mayorías, los intereses, las demandas y las aspiraciones de las minorías. La democracia de nuestros días es mucho más compleja que en el pasado; antes bastaba con que las mayorías lograran expresarse en el plano de la política ante los cotos autoritarios del poder. Entonces, la calidad de la democracia se aprecia en el respeto a las minorías. Un ejercicio de mayoría que no incluye los derechos de las minorías tiende a endurecerse en su discurso y en la acción y es la vía de entrada para nuevos autoritarismos.

Compañeras legisladoras y legisladores:

Si sacamos al autoritarismo por la puerta de enfrente, con elecciones libres, logrando confiabilidad y legitimidad en estos procesos, no tenemos que reincorporarlos por la puerta trasera, a partir de la descalificación o de la no inclusión de las minorías en el ejercicio práctico del poder y en los procedimientos parlamentarios.

El México actual y en especial ésta nuestra Ciudad de México, necesitan mensajes claros de que sus representantes estamos por el avance y no por el retroceso. Esta III Legislatura tiene esa única oportunidad, más allá de las diferencias partidarias, más allá de las diferencias ideológicas entre nosotros, compañeros legisladores y legisladoras, estamos obligados a tomar decisiones fundamentales a través de la negociación.

El fortalecimiento de nuestras instituciones nos va a dar la pauta para valorar si vamos adelante o si vamos para atrás. La manera como logremos concretar en esta Legislatura, a lo mejor en este mismo año, la reforma política del Distrito Federal, las reformas a la Ley de Participación Ciudadana, la instalación del Consejo de Información será entonces decisiva para conocer la vocación de esta III Legislatura.

Creo que la Ciudad nos exige ir por más y por más democracia, por más representatividad, por más credibilidad, por más pluralidad y por más participación.

Muchas gracias.

 



Pronunciamiento durante la Sesión Solemne con motivo del Quincuagésimo Aniversario del Sufragio Femenino en México

17 de Octubre de 2003

Compañeros diputados y diputadas; señoras y señores:

Posiblemente el mayor acontecimiento social en la historia de la segunda mitad del siglo XX, sea la irrupción de la mujer en la refundación de la vida privada y pública en un contexto prácticamente universal.

Si de algo podemos dar cuenta positiva en nuestros días, es de la profunda revolución hecha por las mujeres, sin movilizar ejércitos armados, sin disparar un solo tiro en cuanto a su condición en la sociedad globalmente considerada.

La mujer ha transformado su condición dependiente adherida al universo masculino en un sujeto con identidades y caminos y decides propios. La revolución de las mujeres no ha sido un hecho concluyente al que podamos fijarle una fecha indudable, sino un proceso que ha ido transcurriendo en los espacios y en los tiempos largos de la historia.

Un itinerario histórico que fue construyendo a la mujer con un sujeto con identidades propias, puede ser por ejemplo la generalización del acceso de las mujeres a la educación y con ello su pertenencia a los dominios del saber formal e informal, su incorporación masiva al trabajo, lo que le dio piso y materialidad a su independencia como sujeto, la divulgación masiva de los anticonceptivos que nos permitió una reapropiación y liberación del cuerpo, la existencia del divorcio sin las cargas de entredicho social que les dio personalidad civil, la generalización del sufragio que las instituyó como ciudadanas a contrapelo de la visión patriarcal del quehacer político y desde luego los movimientos feministas que dieron ese paso adelante en el plano de las ideas, en el plano de las acciones, reivindicando para las mujeres aquel trozo de la historia que se nos había expropiado sin costo impunemente.

No en todos los lugares y en todas circunstancias la condición privada y pública de las mujeres ha cambiado. Desventajas, desigualdades y opresiones se acentúan o recrean a partir de la pertenencia al sexo femenino. Estamos en los momentos iniciales pese a todo de esta transformación.

Muchas mujeres igualmente reproducen la cultura patriarcal como si de su liberación se tratara dando paso a una suerte de servidumbre voluntaria. La mujer accede al mundo de la política como ciudadana, con todos los siglos de retraso. Ni siquiera en un momento estelar de la historia humana como fue la invención de la democracia en el universo griego se imaginó un espacio para las mujeres.

Para Aristóteles por ejemplo la mujer no podía ser ciudadano, como tampoco podían serlo los esclavos o los ancianos. El Imperio Romano no consideró tampoco a la mujer como sujeto de igualdad cívica. El franco retroceso de la Edad Media condujo a la mujer al dudoso privilegio de ser base de la impureza o tentación para la carne, en claro contraste con muchas culturas, por ejemplo las culturas precolombinas en donde la mujer era considerada como un ser sagrado.

Es sólo con el advenimiento de las sociedades modernas, con la consiguiente igualación legal de todo individuo como ciudadano que las mujeres encontramos un espacio para desarrollar de manera íntegra nuestros derechos ciudadanos, pero si bien las revoluciones centro europeas del 18 y del 19 y los movimientos de independencia en América en el siglo pasado cancelaron esclavitudes y postularon derechos iguales para todos, la ciudadanización de la mujer se logra de manera plena apenas en este siglo al extenderse el derecho del sufragio para las mujeres en 1920 en Estados Unidos; en Francia en 1945; en México el 17 de octubre de 1953.

Desde aquella conquista del derecho al voto, en México concretamente las mujeres hemos ido multiplicando nuestra presencia en los Órganos Parlamentarios y Gubernamentales; diputadas, senadoras, gobernadoras, secretarias de Estado, por señalar algunos lugares de amplia visibilidad pública ofrecen testimonios de las mujeres en la vida política mexicana, y sin embargo nuestro presencia sigue siendo notoriamente desigual.

Hoy en día estamos, por ejemplo, ante la renovación de los miembros del Consejo General del Instituto Federal Electoral. Se oyen muchas propuestas, muy pocas, muy pocos nombres son mujeres. Menos nos atrevemos a pensar en una Consejera Presidenta de esta instancia. Tenemos solamente una sola Secretaria de Estado, no hay ninguna sola mujer gobernadora.

Por ello saludamos los esfuerzos pluripartidarios y de la sociedad civil que postulan más allá del interés de cada partido o fuerza política a la irrupción de las mujeres en la sociedad política.

Acciones afirmativas para las mujeres en los espacios políticos pueden conducir a un vuelco cultural de mayor profundidad; la alteración de los ordenes sexuales, jurídico sociales y psicológicos en los que se expresa la revolución femenina, podrían desembocar en una recreación histórico cultural. Sin embargo, no consideramos que los espacios institucionales que la sociedad política ofrece, agotan las posibilidades y las reivindicaciones de las mujeres.

La demanda femenina puede y debe de tramitarse en los espacios políticos institucionales, el Estado, los partidos, los Congresos; pero es en todos los espacios en donde se ordena la acción para crear lo político y lo social, en donde las mujeres podemos desplegar un más amplio asalto al cielo masculino tradicional.

La demanda femenina que insurreccionó los espacios privados y subjetivos, amorosos y cotidianos puede subvertir aún más el mundo de la política desde los espacios de la política tradicional y desde la sociedad civil; en uno y en otro ámbito vale la potencia de la identidad femenina y nuestras demandas específicas de género como guías para la acción.

Sin embargo, la manifestación de la identidad en la mujer en la política no podría considerarse como un enclaustramiento de lo femenino que se reproduce como mera contestación y revancha ante la opresión del mundo patriarcal, una tradición de algunas corrientes feministas, en efecto, ha hecho sectaria y caricatural las posibilidades de transformación de las mujeres al pretender trasplantar el egocentrismo masculino por uno femenino.

Es muy claro que la irrupción de la mujer en la refundación privada y pública de nuestras sociedades en este siglo, es un proceso significativamente irregular e inconcluso y es deplorablemente cierto que muchos feminismos se han reconducido a imaginar el mundo como un feudo maniqueo de hombres malos y mujeres buenas.

En México debemos de ser capaces de valorar las características femeninas que nos distinguen del otro sexo como algo legítimo que tenemos que aportar a nuestra sociedad.

Diputadas y diputados:

En esta ocasión que celebramos el voto de la mujer, deseo señalar que las conmemoraciones son vanas e intrascendentes si no se refrendan con acciones y decisiones que hagan de la causa de género un eje en la vida nacional. Concretamente me gustaría llamar la atención sobre un punto.

El agravio social mayor que pesa sobre la sociedad mexicana y no sólo sobre las mujeres, son nuestras muertas en Ciudad Juárez. A más de mes y medio de que el Presidente de la República se comprometió ante la Nación para formar una Comisión para atender lo que quizás es la mayor afrenta que la sociedad mexicana haya recibido, la Comisión no se ha concretado.

Desde esta tribuna hago una enérgica crítica a esta indecisión. Parece que estamos más ocupados en apoyar a Estados Unidos para que vaya a reconstruir Irak que en atender los más graves problemas que nos conciernen hoy como mexicanas y como mexicanos, como seres humanos ante la tragedia inconmensurable que existe hoy en Ciudad Juárez.

Por ello propongo que esta Asamblea exija públicamente al Presidente de la República para que conforme ya esta Comisión. Esta Asamblea es competente para exigirlo, porque el asunto de las muertas de Juárez dejó de ser hace mucho tiempo un problema policial, de competencia estatal, para convertirse en un asunto social y humanitario que nos convoca y que nos concierne a todos y a todas.

Finalmente digo que a muchos asombra que mujeres de distintos partidos, procedencias y filiaciones se estén reuniendo para postular la causa de la mujer; que a muchos causa escepticismo que una mujer pueda gobernar nuestro país en el 2006. A mí la idea me entusiasma porque ésta será una alternancia histórica, que dará cuenta de una verdadera transformación cultural en nuestro país, lo que es finalmente el cambio más importante que estamos necesitando.

Muchas gracias.

 



Pronunciamiento en torno al Acuerdo de la Comisión de Gobierno sobre la reforma política del Distrito Federal

30 de Septiembre de 2003


En primer lugar quiero que se me tome en cuenta para suscribir este acuerdo tan importante para construir en consenso la Reforma Política del Distrito Federal.

Para nosotros la Reforma Política es la oportunidad implícita para imaginar la ciudad en la que queremos vivir de la mejor manera posible los ciudadanos que habitamos el Distrito Federal. Es una oportunidad para cuestionar a nuestras instituciones; es una oportunidad para preguntarnos si tenemos las mejores instituciones posibles.

Es importante que la ciudad pueda tener sus propias leyes pues la cuestión metropolitana sigue siendo un problema creciente en la ciudad y en la medida en que el Distrito Federal pueda generar sus propias normas para atender a los problemas que mejor conocemos, podremos generar las soluciones también para una convivencia armónica y para la coordinación con los demás Estados que nos circundan.

La capacidad que podremos tener para generar una ley constitutiva nos permitirá modernizar la legislación para integrar derechos de segunda y de tercera generación o para diseñar nuevos sistemas de transparencia en el Gobierno y para combatir la corrupción.

Con una nueva relación entre la Federación y el Distrito Federal, la capital del país podrá adquirir la capacidad para modificar su régimen interno por sí misma, sin dejar de ser sede de los Poderes de la Unión.

Ciertamente el Distrito Federal no puede sólo aspirar a ser como los demás Estados, y dado que es una entidad peculiar debe mantener su atribución de asiento de los Poderes Federales.

La reforma entonces no es solamente un paso si se piensa que es la llave para abrir la puerta de los cambios que se requieren para que dejemos atrás las instituciones autoritarias que se forjaron a lo largo del siglo XX y construir un marco de ordenamientos que se adecue a la pluralidad y a la diversidad que caracterizan a la población de la Ciudad de México.

Nuestra ciudad es la más grande urbe de la nación, con una población politizada, una población compleja y diversa, por lo que en modo alguno se justifica mantener la subordinación que existe hoy a la Federación.

El desarrollo de la vitalidad de la ciudad requiere un nuevo estadio de autonomía. Debemos avanzar en la elaboración de un Estatuto Constitucional que especifique derechos, que establezca mecanismos que hagan exigibles estos derechos, que proteja a los grupos vulnerables, que prevenga y evite la discriminación, que contribuya a generar condiciones propicias para hacer de la igualdad de oportunidades un asunto efectivo y un enunciado formal.

La capacidad entonces que tengamos para todos juntos en esta Asamblea construir este nuevo Estatuto, será demostrada en la capacidad que proyectemos en la reforma política del Distrito Federal.

Compañeros y compañeras legisladoras:

La Ciudad de México de la que hoy somos representantes es el único centro urbano precolombino que después de 700 años mantiene su importancia en la misma zona donde se fundó. Ninguna otra ciudad del hemisferio occidental ha mantenido su importancia y ha funcionado como capital política, como capital económica y como capital espiritual de sus ciudadanos. Fue la capital del Imperio Azteca, esta ciudad fue también capital del Virreinato de la Nueva España y ha sido la capital de nuestro país por más de 200 años.

En materia política la Ciudad de México ha ido a la vanguardia de la transición democrática, siendo de las primeras entidades que consolidó elecciones limpias y transparentes, apuntaló y fortaleció las instituciones electorales a nivel nacional. Sin embargo, nuestros ciudadanos han sido los últimos en conseguir elegir a su Gobierno Local, los últimos que hemos podido contar con un órgano legislativo que regule los asuntos propios de la ciudad, los últimos que hemos podido elegir a nuestros delegados y los únicos que no estamos autorizados para organizarnos en partidos locales. Casi los únicos, solamente otra entidad comparte esta atribución con el Distrito Federal.

Por ello, compañeros legisladores y compañeras legisladoras, los invito a que trabajemos en la reforma política del Distrito Federal pensando no en el 2006, en el 2009 ni en el 2012, no solamente pensando en los intereses de nuestros partidos, sino pensando en el tipo de sociedad y en el tipo de ciudad en la que queremos que crezcan nuestros hijos, garantizándoles instituciones sólidas, garantizándoles opciones políticas, pluralismo, equidad, justicia y libertad.

Muchas gracias.

 


Módulo de atención, orientación y quejas ciudadanas:
Zacatecas 206 Planta Baja I, Col. Roma, Delegación Cuauhtémoc, C.P. 06700, México, D.F.
Tel. 5574 7320. Correo electrónico: atencionyorientacion@prodigy.net.mx