Espacios Públicos

Recuperación de nuestras calles y espacios públicos

Los espacios públicos (banquetas, plazas, parques, jardines, camellones) son lugares cruciales de convivencia que nos pertenecen a los ciudadanos. La Ciudad de México es una de las más desordenadas del mundo. Las calles están invadidas por mafias que promueven el contrabando, la pirartería y el robo, y los habitantes contamos con muy pocas áreas verdes (4m2 por persona) por debajo de los 16m2 por habitante recomendados por la ONU. Los anuncios espectaculares por lo general explotan de manera privada la vía pública degradando el paisaje urbano y en ocasiones poniendo en riesgo la seguridad de los transeúntes. Por ello, creo que es importante:

– Tomar las medidas necesarias para ordenar la Ciudad, respetar los usos del suelo, crear andenes, jardines y amplios espacios abiertos de uso público.

– Promover una nueva Ley del Espacio Público que permita regular la instalación de comercios y servicios en la vía pública, y recuperar los espacios que nos pertenecen a los ciudadanos, como las banquetas, los parques, y los camellones, reasignando a los “ambulantes” hacia mercados públicos, sin tolerancia a vendedores de contrabando, artículos pirata o robados, regresando a una vida convivial en una ciudad más limpia y segura.

– Limitar las marchas a través del aviso obligatorio de su realización, acotamiento a un sólo carril en determinadas vías públicas, en horarios específicos y con sanciones obligatorias de aplicar por la autoridad, para garantizar a los ciudadanos tanto su libertad de manifestarse como su derecho al libre tránsito.

DIAGNÓSTICO

Uno de los grandes retos de todas las ciudades es la creación y el mantenimiento de espacios públicos para conseguir un equilibro urbano y mejorar las condiciones de vida de la población urbana. Los espacios colectivos de carácter público sirven para el goce y disfrute de los ciudadanos, son escenarios de expresión y de convivencia, escenarios en los cuales cada individuo reivindica su pertenencia a un grupo, a una sociedad, a una nación.

La concepción del espacio público como pilar de civilidad conlleva intrínsecamente un contenido democrático en la idea de ciudad y debería ser un elemento crucial a destacar en todas las propuestas urbanas. Es decir, el uso de los espacios públicos construyen identidades colectivas y promueven un paradigma de espacios democráticos, primero por ser abiertos, no excluyentes y apropiables por todos y segundo por construir nuevas formas de relaciones sociales, críticas, conflictivas, armoniosas, constructivas, entre diferentes clases sociales y diferentes tipos de personas. Es así como los espacios públicos, en sí mismos, crean ciudadanía y civilidad y en consecuencia a la ciudad misma.

Los espacios públicos son lugares cruciales de convivencia, recreación y ocio en donde se desarrollan múltiples y diversas actividades colectivas, éstos lugares son idóneos para poner en práctica y fomentar una cultura de libertad, tolerancia, respeto, diversidad, igualdad, y solidaridad ante la gente que te rodea.

En la Ciudad de Mexico hay un gran vacío de espacios públicos utilizados para la recreación o uso de los habitantes. Según la “Estadísticas de Medio Ambiente del DF y Zona Metropolitana”, INEGI, 2000 la superficie del Distrito Federal de parques y jardines en km2 y promedio por habitante es:

Áreas verdes por habitante:
1998 = 4.9 m2
1999 = 7.0
2000 = 7.5 (programado)

En 1997 existían 3.7m2 de áreas verdes por persona en el D.F. y 7.3 de espacios abiertos en los municipios metropolitanos del Estado de México, los cuales no son necesariamente parques urbanos, cifras muy inferiores a los 16m2 por habitantes recomendados por Programa para el Medio Ambiente la Organización de Naciones Unidas (ONU).

Existe una total desproporción entre las áreas verdes y los espacios abiertos usados por la población en su vida cotidiana, y las zonas no urbanizadas (de rescate ecológico, agrícolas, de preservación). Milpa Alta no cuenta con ningún espacio de parques o jardines en su casco urbano, en cambio tiene casi 26 mil ha rurales; Magdalena Contreras posee 4331 ha en áreas boscosas y sólo 36 ha de áreas verdes en su parte urbana. Además de la insuficiencia y la desigual distribución de los parques y jardines públicos se observa una marcada disminución en la variedad de plantas y la introducción de especies no nativas.

Fuente: Garza, Gustavo, (coord.), La Ciudad de México en el fin del segundo milenio, El Colegio de México y Gobierno del Distrito Federal, 2000, México.

La inmensa proliferación de anuncios espectaculares en la vía pública es considerada una forma de contaminación visual porque añade escalas inapropiadas al espacio construido, lo satura de objetos impuestos y daña la imagen urbanística de la ciudad. Los anuncios por lo general explotan de manera privada la vía pública, distraen a los automovilistas, vulgariza el medio ambiente físico y degradan la estética de las edificaciones y del paisaje urbano; además, carecen de una función pública y están únicamente comprometidas con el consumo. En la Ciudad de México se han convertido en una amenaza para la seguridad física y la tranquilidad de los habitantes en la medida en que están mal construidos, siendo vulnerables a los vientos, al deterioro y otras consecuencias de su exposición a las fuerzas naturales.

La regulación existente para la colocación de espectaculares consiste en lo siguente: en septiembre de 1988, ano en que se emitió el Reglamento de Anuncios para el DF, que sustituyó al de 1976. De acuerdo con este reglamento, un anuncio está constituido por todo medio de comunicación que indique, señale, exprese, muestre o difunda mensajes relacionados con la producción y venta de bienes, con la prestación de servicios o con el ejercicio de cualquier actividad profesional, política, cívica, cultural, industrial, mercantil o técnica. El reglamento de 1988 es sobre todo un documento de naturaleza técnica para el establecimiento de normas que constriñe, sobre todo, a los aspectos operativos en el proceso de solicitud y expedición de licencias y permisos. No incluye la noción de contaminación visual, su propósito regulatorio está más bien dirigido hacia la protección de la salud, la vida o la integridad física de las personas y de los bienes. El 11 de agosto de 1999 se publicó en la Gaceta Oficial del Gobierno del Distrito Federal el reglamento de anuncios, cuya finalidad es proveer de orden a este ámbito de la vida urbana regulando la fijación, instalación, distribución, ubicación, modificación y retiro de toda clase de anuncios y avisos. En el reglamento se entiende por contaminación visual, el fenómeno que ocasiona efectos negativos en la percepción visual por la distorsión del entorno natural, histórico y urbano de la Ciudad de México.

Fuente: Garza, Gustavo, (coord.), La Ciudad de México en el fin del segundo milenio, El Colegio de México y Gobierno del Distrito Federal, 2000, México.

OTRAS PROPUESTAS

  • Repensar la ciudad desde sus espacios públicos (recuperación, saneamiento y construcción de espacios públicos en la ciudad), imponerlos como principio de lo colectivo y recuperar la confianza ciudadana para apropiarse de la ciudad, esto una manera de crear ciudades más humana dándole prioridad y dignificando la vida de las personas.
 
  • Es imposible pensar en una recuperación de los espacios públicos a corto plazo, es importante tener una visión integrada y a largo plazo para emprender la inmensa tarea de crear, ampliar, enderezar, nivelar y reconstruir banquetas, colocar plantas y árboles de manera ordenada, definir los elementos accesorios al espacio, lámparas, bombillas, bancas, sillas, kioscos, etc, mejorar y hacer más eficientes las vialidades. Es necesario tener una visión integrada de lo público y de lo urbano de tal manera que haya una continuidad y homogeneidad en el diseño y planeación del crecimiento de la ciudad. De ser así, la ciudad podrá ser más homogénea, más efectiva y lograr una calidad estética.
 
  • Crear nuevos espacios públicos, crear más parques, áreas verdes o involucrar espacios preexistentes y vacíos urbanos, transformándolos en parques urbanos continuos. Ampliar las banquetas en ciertas zonas para que los peatones puedan caminar tranquilamente y con seguridad y poco a poco ir creando un sistema de espacios libres, el cual pretende no finalizar en sus bordes sino reconstruir las calles aledañas, redefinir los tráficos de vehículos, y en general involucrar anatómicamente las calles adyacentes.
 
  • Fomentar el uso de los espacios públicos y darle confianza al ciudadano a salir a las calles y disfrutarlas. Un primer paso podrían ser paseos dominicales, cerrar vías principales en la ciudad los domingos que no hay mucho movimiento vehicular, e invitar a los ciudadanos a que salgan de sus casas, a caminar, andar en bicicleta, patines, pasear a sus hijos, hacer deporte, y recrearse. Es así, una manera de provocar que los habitantes de la ciudad se apropien y hagan uso de los espacios públicos urbanos.
 
  • Recuperar el espacio público peatonal, banquetas, alamedas, plazas, parques, separadores viales, etc.