Crisis del Drenaje

La crisis del drenaje profundo
(Artículo publicado en el periódico Reforma el 10 de abril de 2005, en la sección Ciudad y Metrópoli)

La infraestructura hidráulica del Distrito Federal es tan vieja como la expansión de la mancha urbana. Las obras que dieron origen a la megalópolis que hoy conocemos, fueron rebasadas por la aparición de asentamientos humanos que de manera crítica modificaron la fisonomía de la ciudad y por tanto, las necesidades de cobertura para la dotación de servicios.

Es así como en menos de 50 años nuestra infraestructura hidráulica se convirtió en una de las más caóticas del país. Según datos del Sistema de Aguas de la Ciudad de México, a través de esta infraestructura se capta y distribuye un total de 35 m3/seg. para abastecer de agua potable a casi 10 millones de habitantes; se descargan, en promedio, 15m3/seg. de aguas residuales de las cuales, únicamente 3.2m3/seg. reciben tratamiento adecuado y la capacidad para drenar lluvias genera escurrimientos puntuales de hasta 200m3/ seg.

El sistema de drenaje profundo es uno de los que más preocupación causa a los expertos en la materia, que a causa de los hundimientos, de los asentamientos humanos irregulares y por haber rebasado su vida útil, ha visto limitada su capacidad de funcionamiento.

Aunado a esto, desde hace una década ha sido imposible su revisión adecuada debido a que ha funcionado de manera ininterrumpida y por tanto se estima que el tubo del Emisor Central se encuentra obstruido, mermando su capacidad de desalojo casi en un 50%. La falta de mantenimiento se debe a que es sumamente costoso realizar trabajos de desazolve, además de que no se cuenta con depósitos para el confinamiento de estos desechos.

La situación crítica del sistema del drenaje profundo no sólo esta ligada a la falta de mantenimiento, sino a la sobreexplotación del acuífero del Valle de México, uno de tantos impactos de la modernidad, que se ha manifestado en hundimientos que varían de 5 cm. al año (Zócalo) hasta 30 cm. al año (Chalco),

Estos hundimientos han provocado deformaciones y grietas en el terreno aluviolacustre, con severos daños a la infraestructura urbana por ruptura de redes de abastecimiento y drenaje, que año por año van en aumento, con el consecuente incrementando de riesgos y vulnerabilidad a inundaciones y sismos.

Las fallas ocasionadas por los hundimientos del terreno restringen la capacidad de los conductos y provoca obstrucciones ocasionando la sobresaturación de los mismos y el deterioro de la infraestructura, por lo que se generan gran cantidad de encharcamientos.

El Distrito Federal, como la mayoría de las grandes ciudades de América Latina, utilizan la misma infraestructura para desalojar tanto las aguas residuales como las pluviales, por lo que en la época de lluvias la capacidad instalada es insuficiente y se presentan fuertes inundaciones, aumentando también los caudales que provocan sistemáticamente fisuras, fugas de agua y fallas en los ríos y cauces naturales que componen el sistema.

Todos estos problemas nos lanzan la advertencia de que un colapso del emisor central, columna vertebral del drenaje profundo, puede ser inminente de no actuar con prontitud.

Las consecuencias podrían ser graves para cerca de 10 millones de personas que viven en las demarcaciones del oriente y centro de la ciudad y sus municipios conurbanos.

Ante la realidad del cambio climático que se está viviendo en el mundo entero es posible que se presente una precipitación constante superior a los 30 milímetros de manera ininterrumpida, lo que provocaría el colapso del drenaje profundo con que contamos en la actualidad.

El Sistema de Aguas del DF reconoce la situación crítica en que se encuentra el sistema de drenaje profundo, pero desafortunadamente no cuenta con el presupuesto necesario para implementar acciones inmediatas. Por el momento trabajan en la ampliación (aún lenta) de los colectores, y se anunció la construcción de una planta de bombeo para desecar el emisor y estar en posibilidades de desazolvarlo y reparar algunas fallas estructurales.

La Comisión Especial para la Gestión Integral del Agua de la Asamblea Legislativa trabaja una propuesta para que los sistemas de Protección Civil y Seguridad Pública consideren esta situación de alerta, mediante un programa de emergencia que permita al Gobierno del Distrito Federal reaccionar adecuadamente ante una situación grave, se pueda alertar a la población sin provocar pánico y para contar con instrumentos que mitiguen las posibles afectaciones. Resulta indispensable destinar el presupuesto necesario para el mantenimiento oportuno del sistema de drenaje y mejorar su eficiencia.

Quizás las obras de infraestructura hidráulica no sean muy lucidoras políticamente, sin embargo, son indispensables para garantizar no solamente la calidad del servicio de agua, sino la seguridad de los habitantes. Por ello, es necesario sanear las finanzas del agua en la ciudad para que éstas obras encuentren la viabilidad financiera que requieren.